El presidente de Seat espera aumentar en un 30% la facturación de la empresa este año

Juan Llorens, presidente de Seat desde hace unos 60 días, tiene grandes planes para el maltrecho fabricante de coches español en 1994: aumentar en un 30% la facturación, reducir a menos de la mitad las perdidas e introducir un nuevo sistema de aciones laborales -como está haciendo con éxito en Alemania la matriz Volkswagen-, aunque esto último se presenta dificil, porque choca, dijo, con "la actitud sindical y empresarial" de España. Llorens confirmó el lanzamiento de un nuevo modelo, un coche multiuso, para este año.

El presidente de Seat, que asistió ayer a la conferencia pronunciada por el presidente del grupo Volkswagen, Ferdinand Piëch, y los consejeros José Ignacio López Arriortúa y Peter Hartz ante un numeroso grupo de empresarios participantes en el convenio anual del World Economic Forum en la localidad suiza de Davos, tiene unas perspectivas algo. más halagüeñas para el fabricante español.

En un encuentro con la prensa española, Juan Llorens dijo que el objetivo fundamental de Seat, que atraviesa en estos momentos una dura reestructuración, es aumentar las ventas de coches en España y en el exterior en un 30% durante 1994. Un reto casi imposible si se tiene en cuenta que, según los, cálculos del sector, la demanda de coches en España (mercado que absorbe el 25% de la producción de Seat) aumentará este año en tomo a un 5% y los principales mercados exteriores del fabricante español, Alemania, Francia y el Reino Unido, están saliendo lentamente de la crisis, salvo en el último caso.

Llorens espera reducir las pérdidas de Seat este año "claramente por debajo de la mitad de los 140.000 millones del año pasado". Para ello introducirá los cambios que se están efectuando con éxito en la alemana Volkswagen: reducir los niveles intermedios de dirección, dar más responsabilidad, tener una fluida comunicación con. los trabajadores y mejorar el valor añadido del producto, "más por meno?. Desde que inició su reestructuración, el grupo VW -formado por VW, Audi, Skoda y Seat- ha reducido su plantilla en 38.000 traba adores j hasta quedar en 101.000.

.Algunos de estos nuevos métodos han permitido, según López Arriortúa, mejorar un 27% la calidad y aumentar la productividad cerca de un 20% en VW. Sin embargo, Llorens ve dificultades en la introducción de estos métodos en España. "La actitud empresarial y sindical española deben adecuarse a los tiempo?, insistió. "De las cuatro marcas que compiten en el grupo VW, sólo Seat convocó una huelga. El acuerdo de reducir la jornada laboral y el sueldo un 20% se alcanzó sin un minuto de huelga. Los trabajadores entendieron que la empresa hizo un expansión en un momento de contracción del mercado y están dispuestos a hacer sacrificios para mantener su empleo".

Responsabilidad del Gobierno

También el Gobierno español tiene la responsabilidad de ayudar a salir de la crisis a la primera industria exportadora del país de la que dependen "95.000 empleos directos y 600.000 indirectos", dijo Llorens, para quien medidas de apoyo al sector como las recientemente anunciadas por el Gobierno francés son bienvenidas. "España es el quinto fabricante de turismos del mundo y el 180 en competitividad. O bien la industria del automóvil tira de 1 país o es el país el que hunde al sector". Llorens considera que, aparte de una posible reducción de la fiscalidad para aumentar el consumo de coches tal y como barajaba Economía a finales de 1993 pasado, el Gobierno "tiene que hacer un esfuerzo para reindustrializar al país".

El coste de 1 plan de reestructuración de Seat, que incluye la jubilación de 3.000 personas, la revisión de 1.700 contratos temporales y una regulación temporal de empleo que afecta a 4.600 trabajadores durante tres años, asciende a 50.000 millones de pesetas. Llorens aegura que el parque tecnológico en el que se está reconvirtiendo la Zona Franca está ya en marcha y cuenta con más de 40 proveedores dispuestos a "reutilizar el personal de la planta".

Llorens no quiso comentar sobre la auditoría encargada por el presidente del grupo VW, Ferdinand Piëch, sobre las cuentas de la empresa.