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GENTE

La separación matrimonial de su presidente confunde a los austriacos

Thomas Klestil, presidente desde 1992 de la República de Austria, un país donde los asuntos privados y familiares de los gobernantes son un tabú, rompió ayer el suyo propio cuando confesó al semanario News que su esposa, Edith Klestil le había abandonado. Los periódicos, entre ellos el conservador y serio Die Presse revelan que Edith no pudo so portar por más tiempo el largo engaño de su marido con Margot Löffier, conocida popularmente como la presidenta, una joven y atractiva asesora en el Gabinete, con la que viaja frecuentemente.Klestil, que en sus discursos, como ningún otro político austríaco actual, pregonaba los valores religiosos y familiares, dio ayer difusas explicaciones de su caso: "Un político es también un ser humano con las mismas debilidades que cualquier otro ciudadano", dijo. Según el secretario de prensa de la presidencia, Hans NussIbaumer, Klestil se sentía sobrecogido por las expectativas que la población depositaba en él: "Creen que soy una mezcla entre san Francisco y san Augustín", se había quejado el presidente.

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