Yeltsin intenta cambiar el Gobierno ruso en medio del pánico por el futuro de la reforma

Los espectros del hambre y del acaparamiento recorrieron ayer, durante horas, las calles de Moscú, donde miles de ciudadanos se lanzaron a la desesperada a la busca de inexistentes dólares y de cualquier producto alimenticio que pudiera conseguirse en las desprovistas tiendas. La angustia fue desencadenada por la falta de confianza en el futuro de la política reformista, en vista de que el presidente ruso, Borís Yeltsin, y el primer ministro, Víktor Chernomirdin, no lograban formar Gobierno. La tensión pareció quebrarse a última hora con el anuncio de que destacados reformistas, entre ellos el ministro de Finanzas, Borís Fiódorov, accedían a entrar en el futuro Ejecutivo. Pero Fiódorov puso como condición la renuncia de otros dos miembros del Gabinete para dar el sí definitivo.Antes, el rublo había caído en barrena y los ciudadanos abandonaron sus trabajos para hacerse con bienes que esperaban les sirvieran para hacer frente a los duros tiempos que presagiaban.

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