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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Reflexiones sobre la hueIga general

El frente antihuelga general ya está constituido. Lo forman ese bloque político que va desde el partido en el Gobierno (al menos su grupo parlamentario) hasta el Partido Popular, pasando por los nacionalistas (menos Pedro Pacheco, faltaba más), así como una retahíla de intelectuales, empresarios, banqueros, etcétera, todos ellos dispuestos a hacer fracasar lo que consideran una exagerada y anacrónica medida de fuerza contra unos planes económicos del Gobierno que la mayoría parlamentaria cree necesarios.Pero es más: paradógicamente, también forman parte de dicho frente (aunque, acaso, de forma indirecta) las cúpulas burocráticas de los sindicatos y cierta izquierda, opuesta, electoralmente, al partido gubernamental. El caso podría confundir a los incautos o a los que entienden la política como una suerte de religión laica.

Lo cierto es que los defensores de las propuestas sindicales aglutinan tal cantidad de errores políticos provocados, en gran medida, por la general descomposición de las teorías que hasta hace poco habían sido el sostén de la izquierda y que la ha transformado en la más pura representación del sectarismo-, que sus movimientos tácticos (rechazó o apatía hacia el pacto social) han llegado a facilitar no sólo el hecho de optar por una acción compulsiva como es una huelga general, sino propiciar que ésta tenga poca incidencia, o, si la llega a tener, que acabe en el espontaneísmo biás estéril.

Si, además, unimos a todo ello el anquilosamiento, el aislamiento con respecto a sus bases de las direcciones de los sindicatos, su falta de previsión y flexibilidad intelectual ante las nuevas circunstancias que rodean la economía nacional e internacional tras el hundimiento del modelo de planificación comunista, el resultado no es otro que la patética confusión entre los trabajadores, los cuales, como siempre, pagarán el pato más temprano que tarde.

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