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Unos desconocidos profanan un centenar de tumbas en dos pueblos de Valladolid

La profanación de más de 100 tumbas en las localidades vallisoletanas de Serrada (unos 1.000 habitantes) y Foncastín (170 habitantes), ocurrida en la madrugada del día de Reyes, provocó durante la jornada de ayer la protesta de numerosos vecinos, que expresaron su rabia y su indignación. Los daños materiales se elevan a unos 50 millones de pesetas. En 10 meses, más de 500 tumbas y nichos de los cementerios de siete localidades de la provincia de Valladolid han sufrido actos de profanación y vandalismo, cuyo coste supera los 150 millones de pesetas, sin que la policía parezca tener pistas sobre los autores de estos hechos macabros.Las últimas localidades que han sufrido este tipo de sucesos son Foncastín y Serrada -distantes entre sí unos 20 kilómetros-, cuyos cementerios fueron salvajemente atacados durante la noche de Reyes.

En la primera de ellas, la práctica totalidad de los 25 panteones del cementerio sufrieron importantes destrozos, que el alcalde de la localidad, José Antonio Suárez, ha valorado en una cantidad que oscila entre seis y ocho millones de pesetas. En Serrada los destrozos afectaron a

más de la mitad de las 150 tumbas. En ambos casos, los autores de las profanaciones se dedicaron a arrancar las cruces y a destrozar numerosas lápidas, dejando al descubierto, en muchos casos, los féretros que guardaban en su interior.

Los sucesos de Serrada y Foncastín se han unido a otros cinco similares que empezaron a producirse en Valladolid en el mes de febrero, cuando fueron profanadas 70 tumbas del camposanto de Fuensaldaña, a escasos seis kilómetros de la capital.

Al mes siguiente, en otros dos pueblos, La Cistérniga y Cigales, fueron destrozadas más de 200 tumbas. Los cementerios de Villanubla y Villafuerte de Esgeva recibieron también la visita de los profanadores.

Pocas horas después de los sucesos de Serrada y Foncastín, la Guardia Civil estuvo recogiendo huellas en ambos cementerios, sin que se conozcan hasta ahora los resultados de las investigaciones.

Mientras que en algunos círculos se ha llegado a sospechar que las profanaciones sean obra de una secta conocida en la zona como Los Luciferinos, y sobre la que no hay datos concretos, otros opinan que se trata de casos aislados, sin conexión alguna entre sí.

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