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El Papa anima la paz en Oriente Próximo, y condena la guerra de Bosnia

El papa Juan Pablo II celebró ayer en su mensaje anual de Navidad el nuevo espíritu de paz en Oriente Próximo al tiempo que condenaba la continuidad de la guerra en Bosnia y calificaba a los habitantes de la ex república yugoslava de "pueblo mártir". El Pontífice rindió homenaje a. quienes en el Oriente Próximo se dedican a reforzar la dinámica de paz".

En el mensaje, que dirigió desde la nave central de la basílica de San Pedro de Roma en presencia d e unos 10.000 fieles y fue retransmitido en directo por televisión a más de 60 países, Juan Pablo II pidió a Dios que "inspire y apoye los esfuerzos de aquellos que con valor y tenacidad, defienden y construyen la concordia entre los individuos y las naciones".

"Bendice en particular", pidió el Papa, "a aquellos que se dedican a reforzar la dinámica de paz en esta querida región de Oriente Próximo, tierra santa como ninguna". En contraste, Juan Pablo II pidió "que resplandezca la luz sobre los pueblos mártires de Bosnia-Herzegovina" donde "la violencia pretende imponer su ley sin piedad alguna".

El Papa dedicó también un recuerdo a "los pueblos destrozados por las luchas fratricidas en el Cáucaso" y a los conflictos de Angola, Burundi o Somalia, en el continente africano.

Italia unida

El mensaje más prolongado y el más político fue dirigido "a todos los italianos, del norte al sur", en una referencia transparente a las tensiones centrífugas representadas por la Liga del Norte. Juan Pablo II destacó que todos son "hermanos de la misma tradición, la misma lengua y la misma cultura". Todo ello, agregó el Papa en fuerte tono de voz y entre aclamaciones de millares de fieles italianos, "no puede inspirar sino el valor, la esperanza y la decisión de construir el futuro sobre cimientos tan fuertes y profundos".Juan Pablo II destacó además la importancia de la familia, "cuna natural de toda existencia humana", ante 1994, que ha sido declarado Año Internacional de la Familia.

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El Papa impartió la tradicional bendición Urbi et orbe en 53 lenguas, del italiano al malgache pasando por el árabe, el gaélico, el armenio, el letón, el japonés, el francés o el español. El recorrido lingüístico se cerró con el empleo del latín, la lengua universal de la Iglesia católica.

Entre los fieles que siguieron el acto se distinguieron grupos numerosos de hispanoamericanos. Sus aclamaciones llegaron a tal punto que fueron consideradas un poco excesivas por el Papa, que en español y con una sonrisa les pidió un poco menos de ruido.

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