Deberes
Lunes 6 de diciembre, por la mañana. Es fiesta, y, tras un fin de semana de descanso, me dispongo a hacer los deberes. Primero: buscar ciertas noticias entre la pila de periódicos que guardo (entre semana no tengo tiempo para leerlos) Llevo un par de horas, y no resisto más. El corazón me pesa como el plomo. Pérdida, pesimismo, muerte. Parece que sólo sucedieran cosas malas en este bendito mundo, ¿eh? "Tranquilo, majete", dirían Celtas Cortos. Pero a mí me afecta, sí. Por eso no suelo ver el telediario ni los reality shows que nos invaden (y que a veces empiezan a confundirse uno y otros). Sé que da igual que uno se esconda: las verdades siguen ahí, y su grito continuo perturba el silencio. Pero también es cierto que, entrePasa a la página siguiente Viene de la página anterior
tanta miseria social, muchos luchan contra la injusticia con la mejor arma: el amor. Peligroso trabajo, habiendo quien no está dispuesto a consentir que las voces de esta gente retumben más que las bombas. Estas personas no se rinden. Por eso, he dejado de lado los deberes y me he puesto a recortar las buenas noticias. Así, en un mural, todas juntas, devuelven el calor al corazón, y hacen pensar en el sol, que, a veces oculto por las nubes, no deja de brillar.-