De matagigantes a "talapitufines"La dureza de la defensa del Talavera frustró el juego de los delanteros del Sanse
El Talavera se presentó ayer en San Sebastián de los Reyes como el matagigantes y se fue como el talapitufos. "Tala, Tala, Talavera", coreaban los aficionados del equipo toleda no en Matapiñoneras. Y sus jugadores, en una afán de no defraudar a su público y de seguir sus consignas al pie de la letra, se dedicaron a conjugar el verbo talar con las piernas de los pequeños delanteros del Sanse. Los pitufines cayeron, rodaron, hicieron piruetas y hasta esnifaron arena tras sus choques con botas toledanas. Are llano, el más activo en ataque, el más castigado por tanto, tendrá que buscar un potente detergente para lavar su camiseta.El Talavera no hizo honor a su curriculo. Teniendo en cuenta que eliminó a un primera como el Rácing de Santander en la Copa del Rey, cabía esperar algún detalle en su juego. Vanas ilusiones. El equipo toledano se limitó a -edificar una muralla en tomo a su portería. Cualquier incursión rival era rápidamente cortada por lo sano.
Una de dos: o se mandaba el balón a las gradas con el clásico patadón o se talaba.
Pero las torres de la zaga del Talavera demostraron oficio: sus entradas eran de las que rozan la tarjeta amarilla y plantean una duda al árbitro. Los visitantes tuvieron la suerte de vérselas con un colegiado reacio a sacar cartulinas. Y eso que hubo lances que hicieron planear la sombra de Bruce Lee sobre Matapiñoneras.
El Sanse no supo romper esa disciplinada defensa zonal. Sus intentos de bombear balones a Soriano y Arellano, los pitufines, eran una utopía con defensas, como los toledanos, que les sacaban dos cabezas.
El dominio de los sanseros fue tan absoluto como su incapacidad para colarse entre la maraña de jugadores visitantes. El gol sólo podía llegar en una jugada a balón parado. En el minuto 18, de hecho, Prieto botó una falta al borde del área. Pero la pelota se estrelló en el larguero. En la segunda parte, el líder del equipo sansero tuvo otra oportunidad para resarcirse, pero se le fue. Un disparo de Luisito desde fuera del área completó el cupo de tiros a puerta del Sanse. Los de Talavera, sin embargo, no colocaron ni un balón entre los tres palos y sólo en el minuto 70 pisaron área contraria con superioridad numérica y hueco para hacer un gol. Ni con ésas.
La afición sansera alentó a su equipo en los últimos minutos, esperando un gol milagroso. Pero la cosa acabó en un soso empate que esconde un guarismo de regalo: ya son seis los partidos sin perder.
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