"Nos vamos"
La matanza de 12 croatas aumenta el pánico de los residentes extranjeros en Argelia
"Nos vamos". La mayoría de los ciudadanos croatas residentes en Argelia, ha decidido abandonar el país tras el asesinato de los 12 compatriotas en la región montañosa de La Chiffa, situada a poco menos de 80 kilómetros de la capital, Argel. La orden de salida afecta incluso a su Embajada, que quedará reducida a sólo dos diplomáticos, al tiempo que amenaza con arrastrar a muchos otros ciudadanos de diferentes nacionalidades.
El primer avión, con un número indeterminado de evacuados, partió ayer al mediodía del aeropuerto Huari Bumedian, en Argel. El segundo avión despegó del aeropuerto militar de Bufarik, situado a unos 30 kilómetros al sur de la capital. En su interior viajaban los doce féretros conteniendo los cuerpos de los ciudadanos croatas, que trabajaban para una empresa de la antigua Yugoslavia, asesinados el pasado martes por la noche en el campamento de Tamesguida. Otros croatas se salvaron de la muerte al afirmar que eran musulmanes, según informó ayer el diario gubernamental El Moudjahid.
Atrás ha quedado Argelia. Los evacuados croatas pasaron su última noche concentrados, en un campamento de la empresa Hydro Elektra, situado a medio camino entre el aeropuerto y la capital, en una estrecha franja de tierra y arena, flanqueada por la autopista y la playa. El campamento lo componen cerca de un centenar de barracones metálicos prefabricados, cuyo único lujo consiste en un aparato de aire acondicionado y un minúsculo jardincillo, donde se adivina que en otra época alguien cultivó allí un huerto o que plantó flores.
Una ciudad fantasma
El campamento de Hydro Elektra era ayer por la mañana una ciudad fantasma. Casi todas las puertas de las viviendas estaban cerradas y sus únicos habitantes eran un grupo reducido de niños, que correteaban entre las casas y una minúscula colonia de argelinos, que han venido colaborando con los antiguos yugoslavos durante todos los años que ha durado su presencia. Para los ciudadanos croatas, residentes en Argelia, unos 80 según fuentes diplomáticas, ha empezado una carrera contrarreloj en un intento de buscar un billete de avión, con destino a no se sabe qué parte.Esta tragedia es el epílogo de una importante colonia de antiguos yugoslavos, integrada por cerca de 10.000 personas, que se estableció en Argelia en la década de los años setenta y que vivió en la república magrebí, bajo el mandato del antiguo presidente Huari Bumedian, una experiencia política similar a la que en aquel momento se intentaba potenciar en su país.
"¿Pero a donde iré yo?", preguntaba ayer en una explanada en medio del campamento de los antiguos yugoslavos, en las afueras de Argel, una mujer madura, envuelta en años y en un grueso anorak marrón, secretaria de uno de los jefazos de Hydro-Elektra. "¿Dónde iré yo, si tengo a toda mi familia en Sarajevo?", se repetía a sí misma.
Lejos, en Argel, continuaba ayer jueves, principio del fin de semana musulmán, la tragedia. Un magistrado y antiguo presidente del tribunal de Argel, destinado en la capital de la Kabilia, Tizi Uzu, fue asesinado en un barrio residencial.
Pocas horas antes el presidente del Gobierno argelino, Reda Malek, había condenado por televisión los ataques a los ciudadanos extranjeros y manifestado la firme resolución para acabar con "el terrorismo y sus causas". Desde París el GIA (Grupo Islámico Armado) reivindicaba el atentado y amenazaba con nuevas acciones.
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