_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Esa gente que querrá

Juan Cruz

Van de uno en uno y se apiñan en torno a las guías manoseadas y deshechas. Son hombres y mujeres solitarios en la ciudad del desamparo, en el invierno del descontento. Uno busca el número de la novia que abandonó en Huelva y la otra, ya demasiado adulta para tales esperanzas, halla al fin las señas de un pariente de Hospitalet.La guía de Barcelona es más robusta que la de Huelva y sirve de asiento mientras espera por una cabina desocupada. La de Madrid se usa y se tira rápidamente, como si quemara. Afuera, en la calle, hace el frío de diciembre en Madrid y hay algunos que entran a rebuscar nombres inexistentes de direcciones solitarias en guías de León, de Murcia o de Canarias. No buscan a nadie o no tienen a nadie a quien buscar: simplemente entran de noche a quitarse de la atmósfera central de la soledad el valor terrible y añadido del hielo que le surca los bigotes del hambre.

Decía un filósofo italiano que el teléfono es la voz de la madre que uno quiere recuperar. A esa altura de la Gran Vía, en el locutorio, hay mucha gente que establece con el aparato y las monedas la relación más transparente, la necesidad más perentoria: te envío dinero, me hace falta dinero, cómo están las cosas en el pueblo, ah, que por fin se ha casado Lupe, no sé cuándo iré, si ni siquiera sé si tendré entonces con qué ir...

La vida es conversación y es sobre todo conversación telefónica. Estos muchachos desaliñados, cansados por el erial del día, buscan al otro lado la voz que les anime a salir de nuevo a esta calle multitudinaria, bella y cruel en la que casi todo lo que queda al filo de la medianoche es gris. De vez en cuando una heladería o una chica que sonríe sin razón aparente; una vieja desdentada que te ofrece qué sé yo, y el frío entrando por el cuerpo solitario que uno pasea junto a la pared como si ahí estuviera el calor restante del verano.

El locutorio de la Gran Vía, y sus aledaños, es la versión humana, española, mesetaria, de aquella hermosa canción de los Beatles, Eleanor Rigby. Toda esta gente solitaria vino una vez a Madrid a hacerse preguntas. Ahora viven en la soledad del atardecer y llaman a provincias con la esperanza de que alguien Ies cuente desde allí lo que les pasa a quienes se quedaron, lo que les pasa también a los que una vez marcharon a la capital a construir una aventura que ahora vale un par de monedas de 20 duros.

Esta gente qué querrá que llama de madrugada.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_