BARQUILLOS SON TENTACIONES.
Los días navideños siempre han sido propicios para que el personal, más optimista que de costumbre, desafíe al azar. No es por la crisis, todos los años es lo mismo. Los adultos hacen cola para comprar sus décimos de lotería en las administraciones tradicionales. Mientras tanto, en la plaza Mayor, los más pequeños se piden cívicamente la vez para, si la fortuna acompaña, obtener un placer más dulce.
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