Las tres torres del Real Madrid
Arlauckas, Sabonis y Martín acaban con la resistencia del Bayern Leverkusen
Han tenido que transcurrir cinco jornadas de la Liga europea para que la tripleta de jugadores interiores del Real Madrid acabara rindiendo dividendos. Y sucedió, precisamente, ante un equipo como el Bayern Leverkusen, plagado de kilos y centímetros en el que, además, juega uno de los mejores pívots del continente: Christian Welp. La diferencia entre uno y otro equipo se fraguó en la lucha debajo de los tableros. El plan de desgaste del Madrid funcionó.Martín y Sabonis fueron los elegidos para empezar a delimitar el terreno. Cumplieron su trabajo (sumaron 27 puntos en la primera parte), pero se encontraron con la resistencia de We1p y el Bayerri asustaba (8-16 en el minuto 5). Se encendieron las alarmas en el Real Madrid, obligando a su técnico a introducir un cambio táctico: daba descanso a Ismael Santos, a pesar de su acierto atacante y de su mejor defensa sobre Koch, e introducía en pista a Arlauckas.
La apuesta por la mejor línea del cielo -en competencia con la del Olympiakos: Paspalj-Fassoulas-Tarpley- se convirtió, a la larga, en el premio buscado. Welp siguió dando muestras de su calidad, ora cerca de la canasta (todos sus 17 puntos en la primera mitad), ora más allá del arco de 6,25 (tres triples). Incluso se permitió el lujo de sacar del abatimiento a su equipo, momentáneamente noqueado al colocarse el Madrid en una zona 2-3 que descentró a los germanos: de un.24-27 en el minuto 10, se pasó a un 36-29 en el 14. La estrella del Bayern impidió el derrumbamiento de los suyos -49-45 en el descanso-, pero el coste resultó demasiado elevado: tres faltas personales y notable cansancio.
Al Madrid empezaban a salirle las cuentas y ni siquiera el 0-4 inicial de la segunda parte pareció importarle mucho. La estrategia, acabar con el único foco de resistencia, no tardó en dar los frutos apetecidos. Welp cometía su cuarta falta personal en el minuto 5 (54-51) y su entrenador le sentaba. Un minuto después, Sabonis se veía en la misma tesitura, pero Luyk no se apuró como Bauerman. Sabía ,que la táctica estaba a punto de entrar en fase ejecutiva. Y para eso, nada mejor que utilizara a Joe Arlauckas, que resultó doblemente demoledor gracias al trabajo anterior de Martín y Sabonis.
La eliminación definitiva de Welp (m. 29, 61-53), no sólo significó el triunfo inapelable de la lógica -tres pueden con uno- estratagema blanca, sino que puso el epílogo al partido con diez minutos de antelación. A los alemanes no les quedaba nada, mientras que el Madrid seguía contando con sus tres torres. Siete de cada diez puntos llevaban la firma de Arlauckas, Sabonis y Martín y esta estadística no admitió réplica y cercenó al rival.
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