Taponazo

Generalmente, las calles de Madrid que tienen una anchura normal suelen ser de una sola dirección -subida o bajada-, y aparcan los coches en las dos aceras, bien en línea o en batería, aparte de la inevitable segunda fila.Pues bien, la calle de Moratines, en el distrito de Arganzuela, que es tirando a estrecha, es de subida y bajada, se aparca en ambos lados y, encima, lo hacen también en doble fila, con lo cual los vehículos que sólo van de paso se las ven y se las desean -sobre todo, en las horas punta de mañana y tarde- para ir soslayando los obstáculos que les surgen a derecha e izquierda y los que les vienen de frente, produciéndose, algunas veces, tal caos y tal tapón que deja atónitos e indignados a todos los vecinos. Y digo yo, por qué habiendo más abajo una calle paralela, como es la del Labrador, que es sólo salida a Embajadores, la de Moratines no la hacen de bajada, por ejemplo, evitándose así estos enojosos y molestos tapones.

Invitaría al señor concejal del distrito, que en vez de estar tan atento a cerrar el teatro del barrio, estudie esta idea; los automovilistas y los vecinos que soportan el atasco y los pitidos se lo agradecerían mucho. Así como decirle que, de vez en cuando, no es malo que haya una presencia policial, con grúa incluida, que castigue a los infractores de las segundas filas de coches que hay perennemente aparcados, sobre todo en la calle de Martín de Vargas, del mismo distrito.-