Echávarri controla la sucesión de Induráin tras absorber el Amaya
La crisis de patrocinadores del ciclismo español ha dado como resultado la creación de un súper equipo, con un presupuesto de unos 2.000 millones para dos años, en el que se concentran los mejores corredores españoles. El Banesto ha absorbido con armas y bagajes toda la estructura del desparecido Amaya, incluidos directores, médicos, masajistas y mecánicos. Miguel Induráin se verá acompañado en el equipo por los dos ciclistas de más futuro: Antonio Martín y Milcel Zarrabeitia. El director del Banesto, José Miguel Echávarri, controlará, así, la sucesión del mejor ciclista del mundo. Otros equipos españoles, notablemente el ONCE, han mostrado su preocupación por esta concentración de poderes.
José Miguel Echávarri aparece como el hombre clave de la operación más importante del ciclismo español en los últimos años. El director que ganó el Tour con Delgado e Induráin nunca ha ocultado que su mayor preocupación era la sucesión del corredor navarro. "Ahora podré estar tranquilo un par de años, por lo menos", reconoce Echávarri. El jefe del Banesto ha visto su objetivo cumplido. Podrá hacer con Martín y Zarrabeitia lo mismo que hizo con Induráin en tiempos del esplendor de Delgado: dejarles madurar a la sombra de un hombre que asumiera el liderato del equipo. "Lo mejor para ellos será crecer al lado de gente consagrada"."No ha habido afán monopolizador, porque entonces simplemente habría esperado a que Minguez no encontrara equipo y yo me habría quedado sólo con Martín y Zarrabeitia", explica Echávarri. "La única preocupación que me ha guiado ha sido Induráin. Todo se ha hecho por él". El director navarro considera que ha cubierto tres objetivos con la operación: rodear a Induráin de un buen equipo, cuidar la progresión de Martín y Zarrabeitia, y dar al patrocinador, Banesto, un arma de futuro. Julián Gorospe y Pedro Delgado, los dos históricos del conjunto, se retirarán al final de la próxima temporada. "Ante un líder como Indurám no puedo andarme con tonterías", recalca Echávarri.
Javier Mínguez, la novia de la fusión por absorción, coincide en los planteamientos. "Los ciclistas jóvenes han sido el engranaje clave", reconoce. "La solución se ha hallado por la amistad que nos une, la escasa plantilla con que contaba Echávarri para cubrir todo el calendario y después de haber estudiado la situación".
Fracaso con Freixenet
La situación era que el probable patrocinio de Freixenet para Mínguez había fracasado. "Prefiero estar englobado en Banesto que tener un equipo pequeno propio", admite Mínguez. "Si hubiera seguido independiente, habria perjudicado el futuro de Martín y Zarrabeitia haciéndoles asumir responsabilidades demasiado pronto". Mínguez y Echávarri, que habían negociado conjuntamente con Freixenet, habían ofrecido a la empresa de cava un equipo liderado por Etxabe y Gastón -dos corredores que habrían dejado el Clas- y sin Martín ni Zarrabeitia, lo que no fue aceptado. Además, las leyes de Francia -país en el que se corre el Tour- no permiten la publicidad de bebidas alcohólicas.La competición que quizás más se resienta será la Vuelta, que podrá convertirse -si no participa Rominger- en un asunto de dos equipos, y con uno concentrando a los mejores españoles. "La Vuelta es una carrera más del calendario. No puede prevalecer sobre el proyecto Banesto", afirma Echávarri. "Hemos hecho un equipo para las seis grandes rondas en dos años. Además, entre la próxima Vuelta, en abril de 1994, y la siguiente, en septiembre de 1995, transcurrirán dos Giros y dos Tours. Alguno hasta se olvidará de la ronda espaiíola". La fusión aún no ha hecho que se adelanten los planes de Induráin, pero Mínguez cree que, utilizando sólo razones deportivas, el navarro debería correr el Giro."Es un equipazo, un monstruo de equipo". Pablo Antón, mánager del otro gran equipo español, el ONCE, reaccionó con preocupación ante la fusión. "Desequilibra el ciclismo español", afirma. "Menos mal que nos hemos quedado con Oliverio Rincón". El nuevo Banesto, aparte de con Induráin, Martín y Zarrabeitia, contará con los mejores ciclistas de la generación intermedia, los que rondan los 2830 años, como Jesús Montoya y Melcior Mauri. Junto a él sólo quedarán cinco equipos en España: uno fuerte, el ONCE, pero liderado por ciclistas extranjeros -Zülle, Breukink, Jalabert, Dufaux- y cuatro modestos: el Kelme, el Artiach, el Deportpublic y el Euzkadi. Y uno de ellos, el Kelme, que había apostado por el engrandecimiento con el fichaje de Cubino y las mejores promesas colombianas, parece estar pasando por dificultades para completar su presupuestoEl Clas, por su parte, se ha italianizado -se ha fusionado con el Mapei-, su líder es suizo -Tony Rominger- y ha intentado desprenderse de gran parte de la plantilla española.
"Menos mal que queda el ONCE para hacer la competencia. Sólo nosotros podemos solucionar la situación", dice Antón. "Pero corremos un problema: podremos salir mucho en televisión pero siempre como enemigos del equipo español, el impío suizo [Zülle] frente al mejor español". Antón admite que les habría gustado fichar a Zarrabeitia a efectos de españolizar la imagen del conjunto. A este reproche tanto Echávarri como Mínguez responden con el mismo argumento: "que hubieran hecho una oferta por todo el equipo". Mínguez añade: "Ahí lo han tenido. Llevo desde antes del Tour buscando patrocinador y nunca me han hecho ofertas. Mi teléfono ha estado a su disposición".
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