"La crisis ha llenado el Retiro"
Debe de conocer a todas las ardillas del Retiro. Luis Ortega, Pirulo, de 69 años, solterón, como él dice, es tan consustancial a este parque como la estatua del Ángel caído. Vendedor de golosinas, cromos y globos ya jubilado, es famoso por su antiguo quiosquillo, por organizar actividades infantiles, por cambiar cromos y por sus continuadas cartas a todos los medios de comunicación denunciando los problemas de todo bicho viviente: niños, pájaros y árboles. Algunos de sus antiguos clientes todavía le saludan con un sonsonete que se hizo popular: "Viva el Aries (un antiguo equipo de fútbol de la zona), viva Pirulo, y al que no diga viva que le den dos duros". Nació junto al parque, en el barrio de El Ciego, entre Ibiza y Sainz de Baranda. Casas bajas, sin agua ni retrete. Su mote nació entonces. "Mi padre era albañil, y no solía beber, pero un día, celebrando el fin de una obra, cogió una borrachera monumental, y un tabernero de la zona le tomaba el pelo: 'Vaya pirula que cogiste'. Yo, un niño, lloraba al oír aquello, y de ahí me vino el apodo". La escuela ni la pisó. "Aprendí a escribir en la catequesis". Y en los años cuarenta montó un tenderete de pipas y cromos en la puerta de América, en la esquina de la calle de Menorca. No desmontaba el puesto ni para comer. Se iba y dejaba un cartel con una imagen de la Virgen en el que se leía: "Si me robas, Pirulo no te ve, pero sí la Virgen". Y dice que surtía efecto. Más tarde, su cuñado abrió una tienda en la calle de Ibiza y dejó el puestito. Pero no sus intercambios de cromos. Hace cinco años, al jubilarse, el Ayuntamiento le dedicó una placa en su amado parque. Desde hace tres décadas vive en un piso social de la unidad vecinal de absorción (UVA) de Hortaleza.Pregunta. ¿Ha cambiado mucho el parque en estos años?
Respuesta. Sí, mucho. Se ha convertido en un parque social. Todos los fines de semana se junta aquí un montón de personas. Ya no es tanto un lugar de paseo. Nunca he visto tanta gente; debe ser que con la crisis no se sale tanto de la ciudad.
P. ¿Hay algo que usted modificaría del Retiro?
R. Quitaría praderas y dedicaría más zonas a bancos y lugares de encuentro. Por ejemplo, toda la parte desde el Angel caído hasta Alfonso XII yo creo que está muerta. Quizá en ella, por medio de patrocinadores, se podrían habilitar recintos donde uno pueda estar cuando hay tormenta. También creo que harían falta más jardineros. Hay cuatro, ya muy mayores, y no se pueden hacer cargo de un espacio tan grande y tan concurrido.
P. A menudo usted escribe a los medios de comunicación para denunciar que no sé qué pájaros carecen de nidos o que pasan frío. ¿Es que no se cuida la fauna del parque?
R. Son problemas puntuales. El invierno pasado me encontré Varios pajarillos muertos de frío porque se retiran los árboles viejos con agujeros, que es donde podrían guarecerse. Los nidos de madera que pusieron no han resultado. También, quizá, hay demasiadas urracas, que resultan un poco dañinas para las crías y nidos de otras especies.
P. ¿Le gusta la proliferación de músicos y mimos?
R. Sí, eso da vida, siempre que vayan curiosos. Es como en el metro. Yo veo en la avenida de América un montón dé africanos vendiendo, todos aseados, con sus puestitos ordenados. Da gusto.
P. ¿Ir todos los UVA de Hortaleza al Retiro es viajar entre dos mundos?
R. Hombre, la UVA es un barrio obrero, pero ha corrido mucha tinta poniéndole una mala fama que no merece. Los dos mundos se están creando con la crisis: aquellos que tienen dinero y seguridad en el trabajo y los que no.
P. Usted ha organizado muchas actividades, desde cuestaciones para dar de comer a críos a esa iniciativa de enviar cromos a chiquillos de pueblos de menos de 1.000 habitantes. ¿Qué tiene ahora entre manos?
R. Para San Isidro quiero convocar un concurso de fotografía sobre los niños, las ardillas y el parque.
P. Cuando empezó, ¿qué golosina se vendía más?
R. Sin duda, las pipas. Era lo que se llevaba al cine.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.