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"Os saluda un Papa debilitado, pero no acabado", dice Juan Pablo II

"Os saluda un Papa un poco debilitado; debilitado, pero no acabado del todo. Os saluda un Papa debilitado, pero aún no disminuido". Con esta broma sobre su estado de salud inició ayer Juan Pablo II su discurso de clausura en la conferencia internacional sobre la infancia que, con 10.000 participantes, se ha celebrado en el Vaticano, organizada bajo los auspicios del cardenal Fiorenzo Angelini, virtual ministro de Sanidad de la Santa Sede.Era la primera aparición pública del Papa tras la caída que sufrió el pasado día 11, al término de la audiencia a los representantes de la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura), como consecuencia de la cual fue ingresado en el Policlínico Gemelli, de Roma, donde, con anestesia general, le fue reducida la luxación de hombro que se produjo al tropezar por las escaleras.

Desde entonces, y durante cuatro semanas, Juan Pablo II tiene que llevar una venda elástica que le inmoviliza el brazo y el hombro derechos. El pontífice suspendió audiencias públicas y' sus habituales visitas dominicales a las parroquias, y limitó su aparición ante los fieles al rezo del Angelus el pasado miércoles desde la ventana de sus aposentos, después del cual impartió una bendición obligadamente zurda, que desató en los medios de comunicación italianos un amplio florilegio de interpretaciones, citas de textos litúrgicos y recursos a la patrística sobre el significado o la validez de tal gesto realizado con la llamada mano del Diablo.

Caída o vahído

Ese mismo miércoles, en que Juan Pablo Il suspendió nuevamente la habitual audiencia general, el diario La Repubblica insistía en algunas voces oídas en días anteriores sobre si el Papa había verdaderamente tropezado, o había sufrido un desvanecimiento. Aseguraba que fuentes vaticanas habían dicho que tales vahídos, junto a momentos de amnesia, se le habían ya presentado en alguna ocasión.Estas afirmaciones provocaron la inmediata reacción del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el español Joaquín Navarro Valls, que calificó de "puras fantasías" los hipotéticos desvanecimientos seguidos de pérdida de memoria, y llevó su celo de portavoz a asegurar que el Papa trabaja actualmente 17 horas diarias, y que, pese a la inmovilización del brazo derecho, sigue redactando discursos y documentos que dicta a sus más directos colaboradores, los cuales "escriben en el ordenador para poder seguir la velocidad del pensamiento de Juan Pablo ll".

El jefe del servicio de anestesiología del Policlínico Gemelli, Corrado Manni, decía al día siguiente en una entrevista que Woityla debería haber hecho, ya desde antes de la caída, una vida más tranquila, pero que una vez le preguntó: "Santo Padre, ¿no podría trabajar menos?", y el Papa le contestó mirándole fijamente: "¿Todavía rnenos?".

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