La casa reflotó al colectivo
No se trata de argumentar que a veces el fin puede justificar los medios. El objetivo, sin embargo, era la clasificación para el Mundial de Estados Unidos 94 y se consiguió en un partido rodeado de un halo épico. La casta presidió el comportamiento de un grupo español que tuvo que sufrir mucho para no perder los conceptos tácticos que Javier Clemente tuvo que ir introduciendo a salto de mata. El fútbol tiene esa magia. Puedes tirarte días y días preparando un partido y luego perder el manual en un minuto. La expulsión de Zubizarreta condicionó de forma decisiva un choque de una carga ambiental muy grande desde la salida.El seleccionador español resolvió certeramente el problema planteado por su portero cuando derribó a Michael Laudrup y tuvo que enfilar el vestuario. Clemente prescindió de Camarasa, el jugador del conjunto que, volcado sobre la banda izquierda -esperando las apariciones de Brian Laudrup-, quizá estaba más apartado de su demarcación natural. El equipo, sin embargo, acusó durante la mayor parte del partido un., vacío por esta ala.
El equipo español estuvo agresivo en la primera parte mientras que en la segunda fue más conformista por la actitud de Dinamarca, que tras el descanso presionó mucho más arriba y acarició el gol. Es cierto que al grupo de Clemente le costó organizarse y, en algunas fases, echó en falta un líder que agarrara el choque, pero siempre fue consciente de cuales eran sus posibilidades. Sabía que sus únicas opciones de gol, dada su inferioridad numérica, podían llegar en el uno contra uno o en una acción a balón parado protagonizada por Hierro, Bakero y Nadal. Y así fue, aunque en la jugada pudo haber una falta previa de Bakero a Schmeichel, quien, de todas formas, no midió su salto correctamente.
Dinamarca fue una selección blanda futbolísticamente. No pudo soltarse ante el acoso español. Jugó a veces al engaño, sobretodo cuando Michael Laudrup intentó atraerse hacia el centro del campo a Chapi Ferrer, y puso a prueba el aplomo de Cañizares. El meta español, excelentemente protegido por el dominio que ejerció Nadal sobre el juego aéreo, estuvo soberbio por su entereza. Transmitió seguridad al colectivo, y los jugadores encararon el choque con la confianza de sentirse ganadores.
España se permitió incluso el lujo de acabar el partido con nueve, puesto que la cojera de Goikoetxea fue evidente. Presa de la tensión de sentirse eliminada, Dinamarca acabó siendo víctima de los nervios.
Javier Clemente ha encontrado un grupo para el Mundial 94. Asegurada la clasificación, el técnico tendrá ahora tiempo para meditar la posible inclusión en este colectivo de algún toque de distinción, de algún otro jugador, ya sea de proyección o bien de prestigio.
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