20 'cabezas rapadas' detenidos el sábado tras provocar cuatro agresiones
En la mayoría de las agresiones no medió palabra alguna. En otra sirvió como provocación una pequeña bandera española bordada sobre los hombros de una cazadora. Las calles del centro de la capital se convirtieron en la noche del pasado sábado en una encerrona que grupos descontrolados de cabezas rapadas tejieron entre pandillas de jóvenes desprevenidos. En apenas cinco horas se produjeron cuatro agresiones en puntos distintos de la ciudad, pero no muy lejanos.La policía, que había montado una operación especial para esa jornada ante la multiplicación de los enfrentamientos en las últimas fechas (veáse EL PAÍS de ayer), detuvo a 20 skin-heads de edades comprendidas entre los 18 y los 25 años y residentes en municipios de la periferia. Once de ellos fueron liberados tras prestar declaración.
Los servicios especiales de la Brigada de Seguridad Ciudadana, que dirige el comisario Juan Luis Méndez, se incautaron tras la redada de un pequeño arsenal del material paramilitar utilizado habitualmente por los rapados en sus actuaciones: tres pasamontañas, un puño de hierro, un machete tipo Rambo de 15 centímetros de hoja, dos cadenas con candados adosados, dos difusores o aerosoles paralizantes, una llave de pugilato y una navaja automática.
La frenética noche del sábado de los cabezas rapadas en Madrid empezó a las 20.30 en la puerta del Pizza King, a la altura del número 123 de la calle de Fuencarral, junto al cine Roxy. Carlos O. F., de 17 años, salía de ese establecimiento junto a un amigo y cuatro chicas. Carlos le había pedido a su madre que le bordara una pequeña bandera reglamentaria del Ejército español junto a una hombrera de su cazadora marca Bomber."Le llamaron facha y se fueron a por él, le acorralaron, empujaron y encerraron contra la barra de la pizzería, donde le golpearon en la cabeza con cadenas, y los de la pizzería, aun encima, le dijeron luego que eso le pasaba por provocar", explica Pilar Fuentes, la madre angustiada de Carlos y de otros tres hijos, todos de entre 15 y 21 años.Carlos O. F. se trasladó por sus propios medios hasta el cercano Instituto de Cirugías Especiales, situado en la calle de San Bernardo, con el trauma de la paliza recibida y acompañado de un amigo apesadumbrado por no haberle podido ayudar en la refriega.PASA A LA PÁGINA 3
Los cuatro hospitalizados con heridas de los 'cabezas rapadas' fueron dados de alta
VIENE DE LA PÁGINA 1El primer agredido herido por los skin-heads el pasado sábado, Carlos O. F., fue atendido con tres suturas en la cabeza y con una rotura de ligamentos y tendones en el brazo derecho en el Instituto de Cirugías Especiales esa misma noche. La policía acudió a este centro a escuchar la declaración del joven, que luego fue dado de alta y ayer ya descansaba en su domicilio, informa Ana Llovet.
Pilar Fuentes, su madre, se presentó indignada en la mañana de ayer en la comisaría de Buenavista (barrio de Salamanca), donde se concentró a todos los detenidos para tomarles declaración, y allí se tropezó con los padres de otros tres jóvenes agredidos por cabezas rapadas. La tertulia de la sala se hizo eco de muchas frases impotentes y otras de encendida reivindicación hacia el ministro del Interior, y en general hacia el Estado.
"¿Qué podemos hacer nosotros, que cada vez que salen nuestros hijos de casa nos quedamos en estado de nervios, si la Administración no se conciencia? O es que vamos a tener que ir armados por la calle", exclamó ayer Pilar Fuentes.
El uniforme de los jóvenes
Los padres de los agredidos intercambiaron en la comisaria opiniones diversas sobre el tipo de uniforme adecuado que deben ponerse los jóvenes para pasear por la calle sin la preocupación de poder ser maltratados. "Si llevan corbata es que son yuppies, si utilizan determinadas marcas es que son pijos ¿es que tienen que salir en chándal?, se quejaba una madre.
El reguero dejado el sábado sobre el asfalto de Madrid por las bandas de skin-heads -la policía no tiene claro si todas las agresiones las perpetró un mismo grupo que se movió por varias zonas o fueron varios- continuó sobre las 21.00 en el número 46 de la avenida de Islas Filipinas, también en el distrito de Chamberí. Un grupo de unos 20 rapados, sin mediar ningún tipo de conversación, agredió a dos jóvenes que acababan de salir de la cercana discoteca Aire. Uno de ellos, José Miguel S. S., de 19 años, ingresó como consecuencia de esta pelea en el hospital Clínico de San Carlos con una herida que le causó el golpe de una cadena en la cabeza. El otro, Pedro S. N., de 18 años, recibió un pinchazo con un estilete en la espalda.
Los padres del joven explicaron ayer en la comisaría que los agresores se habían entretenido en perforar con el estilete lentamente la espalda de Pedro S. N. como si se tratara de una tortura. Los agresores se marcharon corriendo de la zona y cuatro fueron detenidos media hora más tarde por la policía en la glorieta de Quevedo.
Aproximadamente a esa misma hora, sobre las 21.45, cinco cabezas rapadas atacaron a varios jóvenes en un portal de la esquina de las calles de Serrano y Villamagna, en el distrito de Salamanca. Los agresores iban vestidos con ropas paramilitares, bufandas de color negro, eran altos y portaban un corte de pelo al cero. Como consecuencia de este encuentro, José F. F., de 16 años, fue ingresado en el hospital Gregorio Marañón y sus agresores abandonaron este punto conflictivo a la carrera hacia la Puerta de Alcalá.
'Pelados' también negros
La última agresión se localizó en las inmediaciones de la Red de San Luis y de la calle de Montera, en el distrito Centro, al filo de la medianoche del pasado sábado. Nueve skin-heads se enfrentaron con tres jóvenes que paseaban por la zona. Tras la reyerta, tres rapados fueron detenidos. La policía se sorprendió de su nacionalidad, dos de raza negra -teóricamente, uno de los objetivos más preciados por los pelados-, y el otro, colombiano. Todos iban ataviados con vestimentas paramilitares.
Una fuente policial indicó, además, que de los domicilios particulares de los detenidos se desprende que proceden de lugares muy diferentes de la periferia metropolitana, como Leganés, Alcobendas, Móstoles o Getafe, aunque también algunos residen en Madrid.
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