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Miguel Ricart salió ayer de prisión para ser juzgado y condenado por dos robos

Miguel Ricart, procesado por la violación y asesinato de tres niñas de Alcàsser (Valencia), pisó ayer la calle después de 10 meses de aislamiento en una celda carcelaria. Sólo fueron unos metros de calzada, los que separaban el furgón policial de la entrada a los juzgados penales de Valencia. Ya ante el juez, un Ricart convertido en un manojo de nervios y con la cabeza embutida en su anorak, explicó, con voz temblorosa, que se conformaba con las penas solicitadas por el fiscal:: nueve años de prisión, en total, por un robo de agosto de 1992 -se llevó un coche- y por el asalto a unos recreativos en mayo de 1991.Desde el banquillo, Ricart, de 24 años, únicamnte pronunció la palabra cuando el magistrado le preguntó por la autoría de los robos. Y dijo no cuando se le interrogó sobre si poseía permiso de conducir y si tenía recursos económicos. Fue todo su discurso en los dos juicios de ayer, celebrados de forma consecutiva, de sólo 10 minutos.

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Sentencias firmes

El acusado sólo se levantó para firmar, esposado, las sentencias que aceptaba y que, por esa razón, son ya firmes. Al regresar al banquillo miraba con miedo al escaso público de la sala: dos guardias civiles de paisano, cinco policías uniformados y otros tantos periodistas.

Y Ricart -zapatos negros, calcetines grises, pantalón marrón, camisa azul y anorak naranja- volvió al furgón. Regresó a la cárcel de Castellón. De allí, irá a Herrera de la Mancha.

¿"Cuántos erais en lo de Alcásser?", "¿quién es El Nano?", le gritaban los periodistas en la calle. Ricart, de 1,60 metros, muy delgado, volvió a meter su cabeza en el anorak naranja y evitó ser fotografiado de cara.

Era su primera salida de su celda de aislamiento, pero no será la última. Todo un rosario de juicios por delitos diversos esperan a Miguel Ricart. Desde su detención en enero de este año por la violación y asesinato de tres niñas en Alcàsser, y la posterior publicación de su fotografía, muchas personas le identificaron como autor de robos. Por ellos, puede ser condenado a muchos años de prisión, con independencia del resultado del caso Alcásser. Miguel Ricart sólo pisará la calle, durante largos años, cuando camine del furgón a algún edificio judicial.

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