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UN DEBATE POR EL EMPLEO

Hombro con hombro frente a la crisis

El autoempleo colectivo aumenta en épocas de recesión, pero muchas empresas fracasan por la falta de experiencia

Lo mas preciado, lo más delicado, en el centro del círculo. Es la técnica de defensa más antigua y efectiva. Hombro con hombro es más fácil asumir los riesgos. Las cooperativas y las sociedades anónimas laborales, sales, son, en época de crisis económica, una forma de defender el empleo para miles de asalariados. Ante todo, salvaguardar el puesto de trabajo.Así nacen muchas de las empresas que forman parte de la denominada economía social, y que cuentan con un denominador común: la frontera entre trabajador y empresario está tan difuminada que casi no existe.

Averiguar cuántas sociedades anónimas y cooperativas de traba . o asociado funcionan en este momento no es fácil, según reconocen los especialistas, debido a la antigüedad de los registros y a las competencias asumidas por las comunidades autónomas.

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No obstante, con datos del Ministerio de Trabajo, de Fundescoop (UGT) y del Comité Permanente de Economía Social (Cepes), se pueden estimar las empresas con actividad en unas 9.500 cooperativas de trabajo asociado (más de 150.000 empleados y casi un billón de pesetas de facturación) y alrededor de 6.900 sociedades anónimas laborales (SAL), con 84.500 trabajadores y 750.000 millones de facturación. Son cifras importantes que sitúan a España en los primeros lugares del ranking europeo, tras Italia.

¿Qué une a una cooperativa de trabajo asociado y a una SAL? ¿Qué las diferencia? El nexo de unión fundamental es que ambas figuras jurídicas descansan en la figura del socio. En el hombro con hombro.

Requisitos

En el caso de las cooperativas de trabajo asociado, hay unos requisitos de número -un mínimo de cinco socios- y de plantilla -los asalariados no socios con contrato indefinido no pueden superar el 10% del total de los socios- En las sociedades anónimas laborales, reguladas por ley en 1986, el capital que aportan los socios, un mínimo de 10 millones, está dividido en acciones. Los socios trabajadores deben ser propietarios de al menos el 51% del capital. Por bien que vaya la sociedad, el 10% de los beneficios, al margen de las reservas legales, deben ir a engrosar un fondo irrepartible.

¿Son o no son hijas de la crisis? Para los representantes de las asociaciones que agrupan a las empresas constituidas por trabajadores, la visión de sus sociedades como fruto de la mala situación económica, del a la fuerza ahorcan, es errónea. Sesgada. También se han creado cooperativas y sales en época de bonanza, dicen (véase cuadro).

Pero algo de ello hay cuando lo dice la propia Administración. El secretario general de Empleo Marcos Peña, no tiene ningún em pacho en reconocer que "en los periodos de crisis económica, como el actual, se incrementa el número de estas empresas".

En Andalucía y Extremadura, más del 50% de las cooperativas y sales que se constituyen están formadas por trabajadores en paro.La proporcion disminuye hasta el 30% en el caso de las Comunidades de Castilla-La Mancha, Cataluña, Murcia y el País Vasco.

El peso de la economía social es importante en Andalucía y en todas las comunidades autónomas del litoral mediterráneo (Cataluña, Valencia y Murcia). Por contraste, cooperativas y sales tienen poco peso en la cornisa cantábrica, con excepción del País Vasco, donde existe una gran tradición asociativa y uno de los ejemplos más vivos de éxito, fuera de toda estadística: Mondragón Corporación (86 empresas, más de 25.000 trabajadores y 850.000 millones de facturación).

En 1992, el año en el que se inicia la destrucción de empleo se constituyeron 1.448 cooperativas de trabajo asociado y 820 sociedades anónimas laborales con 8.370 y 5.788 socios trabajadores, cifras superiores a las regis-. tradas en 1990 y 199 1. Según Marcos Peña, de los datos disponibles del primer semestre (545 cooperativas y 593 nuevas sales) se deduce que en este ejercicio aumentará el número,de empresas de autoempleo colectivo en relación con el año anterior.

En la misma línea, el director general del Instituto de Fomento de la Economía Social (INFES), Juan José Barrera, asegura que, "en los periodos de auge económico, el ritmo de creación de cooperativas y sales es más moderado".

El interés oficial por un sector de la economía que crea empleo estable en momentos en que se destruyen puestos de trabajo se ha traducido en una medida importante: tras la reforma del sistema de protección al desempleo, y en concreto desde abril de 1992, la única posibilidad de capitalizar la prestación de paro es constituir una sociedad anónima laboral o una cooperativa.

En suma: cuando el temporal económico arrecia, el afán por preservar el puesto de trabajo anima a los empleados a intentar continuar cuando el empresario tradicional arroja la toalla; a unirse para seguir ganando un salario.

En la tesitura "mejor un trabajo que ningún trabajo" cualquier sacrificio es razonable. Antonio Manchado, representante de las cooperativas en el Comité Permanente de la Economía Social (Cepes) destaca que este sector "lleva a cabo día a día su propio ajuste, sin conflictividad laboral".

A cambio, y a tenor de las estadísticas disponibles, cooperativas y sales ofrecen una alta estabilidad en el puesto de trabajo. Según El libro blanco de la economía social en España, dirigido por José Barea y José Luis Monzón, cooperativas y sociedades anónimas laborales mantienen un 17% de empleo eventual, frente al 32% global. Más seguridad en el empleo a cambio de más sacrificio.

La fórmula no siempre funciona. Son muchas las empresas constituidas por trabajadores que fracasan. De las 14.959 cooperativas de trabajo asociado registradas a finales de 1988, dos años después, sólo tenían actividad 6.266. Igualmente, de las 5.944 sociedades anónimas laborales registradas en 1988, en 1990 continuaban activas el 58%. Los porcentajes de mortandad empresarial en la economía social son similares, argumenta el INFES, a los del conjunto de las pymes, alrededor del 50%.

¿Pero por qué cierran empresas en las que, teóricamente, hay más disposición al sacrificio, a la flexibilidad y al trabajo, y menos cultura del beneficio por el beneficio?

El último estudio del Ministerio de Trabajo señala que 35 de cada 100 gestores de cooperativas tienen sólo estudios primarios.

A menudo, la idea y la lucha por el proyecto recae en los trabajadores con más tirón entre la. plantilla. Con carisma, pero sin conocimientos empresariales suficientes. "Es un auténtico choque", asegura Peio Garrido, ex sindicalista del Sindicato Unitario y ex presidente de la SAL Porcelanas del Norte. "En muchos casos se pasa de la cultura de la reivindicación a la de la gestión, y no es fácil. En Porcelanas del Norte, los mismos que habíamos negociado convenios favorables en 1978 tuvimos que convocar a la asamblea para conseguir que los empleados, constituidos en SAL, renunciaran a 4.000 pesetas mensuales de sueldo y trabajaran dos horas gratis cada día. Tuvimos que gestionar créditos y aprender a marchas forzadas".

Problemas de formación

La ausencia de formación lleva, a menudo, a seguir trabajando en las empresas que nacen como si nada hubiera sucedido, en el mismo sector y con los mismos métodos de producción.

Carencias de formación y sacrificios más allá de lo razonable van de la mano. Así opina el responsable de Fundescoop (fundación dependiente de UGT), Rafael Jiménez. "A menudo", explica Jiménez, "la falta de profesionalidad en la gestión se suple con el sacrificio de los trabajadores socios y no socios".

Jiménez coincide con el director del INFES, Juan José Barrera, en que en la relación sindica tos-movimiento de economía social tiene dos momentos bien diferenciados: una primera época de apoyo e incluso promoción, a principios de los años ochenta y un distanciamiento progresivo que llega hasta hoy.

"En algunos casos", comenta un portavoz de la Asociación Navarra de sales, Ios sindicatos han jugado a la contra". En Fundescoop no lo ven así. Aunque su portavoz reconoce que la época de bonanza económica distanció a los sindicatos de la realidad del movimiento cooperativo.

Ese distanciamiento, reconocido por las partes, tiene mucho que ver con la resistencia a admitir cambios en el esquema de relaciones laborales tradicional. Cuentan que en una reunión con cooperativistas y socios de sales de Latinoamérica, un histórico del sindicalismo español mostró todo su desconcierto respecto a los trabajadores que Constituyen empresas en una sola frase: "Aquí [en España]" dijo el sindicalista, "eso [las sales] no funciona muy bien, porque tenemos claro que el trabajador es trabajador, y el empresario, empresario".

Pero El libro blanco de la economía social concluyó el pasado año que Ias empresas de trabajo asociado son instrumentos básicos de las políticas de empleo y calidad de vida". ¿Por qué? "Porque generan empleo estable en mayor proporción que las empresas privadas, crean riqueza y distribuyen eficazmente la renta, reciclan profesionalmente a sus trabajadores y generan una cultura de participación y corresponsabilidad imprescindible".

La condición para el éxito es que las empresas de trabajo asociado que ya existen y las que se creen se adecúen a la nueva realidad económica. De acuerdo con los datos de Trabajo, el 48% de las cooperativas y las sales actúan en el sector manufacturero. De ello se desprende que más de 3.500 sociedades subsisten en sectores de demanda muy débil y con baja competitividad.

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