El fiscal pide 80 años para el 'chapero' que mató a dos clientes en 1992
J. A. HERNÁNDEZ, El fiscal reclama 80 años de prisión para VIadimir Waldemar, el chapero venezolano de 21 años al que acusa de matar a un frutero, Cristóbal Espín, y al ex embajador de Venezuela Otinaro Silva. Les rompió el cuello tras robarles. La muerte de ambos se produjo con escasos días de diferencia a finales de abril del pasado año. Agentes policiales se infiltraron en el ambiente homosexual de Madrid para hallar al agresor.
El procesado VIadimir Waldemar llegó a España procedente de Venezuela el 21 de abril de 1992. Su idea era conseguir dinero vendiendo su cuerpo; comenzó a visitar locales frecuentados por homosexuales. En un pub conoció tres días después a José Leoncio Expósito Carrillo, de 33 años, también venezolano. Inmediatamente después le presentaron a la que sería su primera víctima, Cristóbal Espín Orozco, de 47 años. Ambos se trasladaron, el 27 de abril, al hotel Praga, en la calle de Antonio López, del que Critóbal era cliente habitual. Solía ir allí con "hombres jóvenes", siempre según la versión provisional del fiscal.Cristóbal pagó el hotel, no sin antes exhibir un buen fajo de billetes ante la mirada atenta de Wladimir. Una vez en la habitación, el acusado utilizó el llavero de hierro de la puerta y golpeó brutalmente a su víctima hasta dejarla semiinconsciente. Después le rompió el cuello. Vladimir era muy fuerte. El frutero murió casi en el acto. Después le robó el dinero y las joyas que portaba, y antes de huir escribió sobre la espalda del cadáver: "Chao, maricón".
Las joyas se las entregó al día siguiente a su compatriota José Leoncio Expósito Carrillo para que las vendiese en una casa de compraventa. Le dijo que él no podía hacerlo porque carecía de documentación.
Días después, José Leoncio le presentó a un hombre que decía llamarse Óscar. Su verdadera identidad era Otmaro Silva Rodríguez, diplomático venezolano jubilado, de 73 años. Trabó amistad con él e incluso visitó su domicilio en varias ocasiones.
El día 3 de mayo de aquel año, el acusado pidió a José Leoncio Expósito que le acompañase a casa de Óscar, seudónimo del diplomático. Le dio a entender que para conseguir el dinero tendría que acostarse con él y que debía esperarle fuera de la vivienda. Una vez en el domicilio del diplomático, VIadimir se abalanzó sobre él, le maniató y, con igual técnica que empleó con el frutero, le rompió el cuello. Llamó a José, que le esperaba en la puerta, y le comentó nervioso, que había matado a Óscar. Y le pidió ayuda para transportar las tres maletas que había rellenado con objetos de valor que había en la casa del diplomático: un vídeo, un reloj de pared, un abrigo de paño, un botella de Cointreau...
Ambos intentaron vender días después los objetos sustraídos, pero fueron detenidos por la policía en casa de una prostituta a la que intentaban vender el vídeo.
Según la información policial facilitada tras la detención de ambos hombres el 6 de mayo, una sortija gruesa con un escorpión grabado fue la clave para dar con ellos. La sortija pertenecía al frutero asesinado, y la policía halló a un hombre que se la había comprado a José Leoncio. Este compinche fue incluso el que llevó a la policía, según se publicó entonces, hasta el segundo homicidio -aquel día aún no había sido encontrado el cadáver del diplomático asesinado, que yacía en su casa de Castelló, 116-. Las detenciones se produjeron sólo tres días después de ser asesinado el ex diplomático.
Para Vladimir Waldemar Guzmán González el fiscal pide 80 años de cárcel como presunto autor de dos robos con homicidio, y para su compinche, José Leoncio Expósito, siete años de cárcel por encubrimiento del segundo homicidio.
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