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"Los inspectores tomaban unas copas y nada más", dice el portero de Alcalá 20

Jan Martínez Ahrens

El juicio por la tragedia de Alcalá 20 sacó ayer a flote otro de los eslabones de la cadena de esperpentos que hace 10 años culminaron en la muerte de 81 personas. "Los inspectores [del Interio, del Interior] se metían en el despacho del gerente para tomar un par de copas y no hacían nada más", manifestó Luis Sabroso, portero y electricista de la discoteca. Las acusaciones particulares vieron en la declaración de este testigo una nueva muestra de la implicación de la Administración en la tragedia.

A Luis Sabroso, de 62 años, casi todos los que murieron le vieron el rostro. La noche del 17 de diciembre de 1983 trabajaba en la portería. Cobraba 800 pesetas por entrada. "Acudirían unas 1.300 personas, incluso 1.500 si me apura", recordó en el juicio.Sobre las 4.30 de la madrugada, una clienta le avisó de que en el interior de la sala se había propagado un pequeño fuego. Sabroso intentó descender a por su hija, de 19 años, que trabajaba de cajera en la discoteca. "Quise llegar al guardarropa, pero el humo me lo impidió. Luego, una avalancha humana me arrastró hacia arriba, hacia el cierre metálico del vestíbulo", manifestó. La hija murió abajo, asfixiada y abrasada.

Ayer, diez años después, su padre aún preguntaba el porqué: "Intentó salir por la puerta de la derecha, la que se abría subiendo un gancho. No sé por qué lo hizo". Como María Luisa, en esa puerta fallecieron atrapados otros muchos.

El interés despertado por el testimonio de Sabroso no se debió, sin embargo, a su drama personal. Su labor como electricista de la discoteca fue el eje fundamental de las preguntas que le plantearon las acusaciones. En este contexto, la actuación de los inspectores de la Junta Consultiva de ' Espectáculos del Ministerio del Interior se convirtió en el blanco preferido de los letrados.

Aviso previoSabroso afirmó que la última revisión se efectuó en 1982, cuando la sala aún se denominaba Lido. "Acudían dos señores que se metían en el despacho del, gerente [por aquellas fechas Guillermo Berbén], se tomaban unas copas y nada más. Yo nunca recorrí la sala con ellos", señaló el portero de Alcalá 20, que afirmó que los inspectores avisaban de su llegada al gerente con un día de antelación. Este extremo fue destacado por un letrado de la acusación particular como prueba de la responsabilidad de la Administración en la tragedia.

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Pese al peso de estas manifestaciones, las defensas no pudieron intervenir. La declaración, que amenazaba con alargar excesivamente la vista, fue aplazada hasta el próximo martes.

Antes que Sabroso, testificaron el vigilante José Medina, así como Raúl Hurtado, el gerente del teatro Alcázar, colindante con la discoteca. La preguntas se centraron sobre la responsabilidad del cierre de las puertas de emergencia y sobre el mantenimiento de la instalación eléctrica.La complejidad de algunas preguntas de las acusaciones particulares llevaron en varias ocasiones a los testigos a la confusión y obligaron al presidente de la sala a intervenir.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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