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Entrevista:

"Gil intentó imponerme alineaciones "

JOSÉ MIGUÉLEZ, Llegó al Atlético con la esperanza de modificar la filosofía del equipo rojiblanco, una empresa complicada, sobre todo, en una institución sin paciencia.

Pregunta. Siete partidos de Liga y tres de Copa de la UEFA no parece tiempo suficiente para saber si sus ideas eran o no acertadas.

Respuesta. No, claro. En lo que no se acertó fue en la pretemporada y no la diseñé yo. No se pudo hacer un trabajo de base: el viaje a México y excesivos partidos. No se pudo trabajar bien.

P. Pero desde el club se apuntaron otras cuestiones para justificar los malos resultados. Su sistema, por ejemplo.

R. En todas las partes se juega el 4-4-2, aunque aquí no estuvieran acostumbrados. En.tendí que el Atlético tenla que ser un equipo de ataque y conmigo atacó. Al menos" así lo quise. Ya veremos lo que pasa ahora al cambiar de esquema.

P. Su propuesta, más que una va riación táctica fue una alteración de conceptos: el ataque frente al contraataque.

R. Sí. A mí no me gusta jugar sólo en contragolpes. Se debe recurrir a ellos en ocasiones, pero la pauta tiene que ser el ataque. No se me dio tiempo. Era dificil hacer cambiar el espíritu defensor de este equipo para convertirlo en atacante. Un cambio demasiado grande para hacerlo en pocas horas. Ni fui el primero en no disponer de tiempo, ni seré el último. En este club pasan demasiados entrenadores.

P. Los directivos han implicado a los jugadores. Dicen que no creían en usted, que no le entendían y que eran incompatibles con sus tácticas.

R. No se ha dicho la verdad. El origen de mi despido está en dos malos resultados. Nada más. No hablo bien el español, pero se me entiende. La comunicación con los jugadores fue perfecta. Mantuvimos un ambiente de alegría. Gil también dijo que soy un triste. Yo siempre fuí alegre, familiar, vencedor y trabajador. Tampoco me puede decir que no conozco el fútbol. Lo conozco muy bien y sé, por ejemplo, que aquí hay buenos jugadores. Si es cierto o no, el tiempo lo dirá. Ése que a mí no me dieron.

P. Los argumentos presidenciales, por tanto, le suenan a excusas.

R. Sí, es lógico. Lo normal es tirar al entrenador. No se puede echar a 22 jugadores; no se puede romper el club por los directivos. Siempre por el técnico. El entrenador es una persona muy importante sólo a la hora de la derrota. Cuando se gana, pierde importancia.

P. Su despido se produce tan sólo dos partidos después de ser elogiado por Gil.

R. Cuando el Atlético jugó contra el Madrid yo era el mejor. El equipo no jugó bien por culpa de los jugadores. Cuatro días después, perdemos en Sevilla y yo ya soy un mal entrenador.Aquí no hay tranquilidad para trabajar. Se habla demasiado de entrenadores y de jugadores. Todos hablan de fútbol. Todos entienden. Nadie quiere estar en el banquillo, pero hablar sí.

P. En ese clima de intranquilidad permanente, el futuro del Atlético es complicado.

R. El fútbol es tranquilidad por encima de todo. Toda profesión precisa de ella, pero el fútbol más. Es un deporte colectivo en el que tienes que tomar decisiones momentáneas. Si no tienes tranquila la cabeza no decides con acierto.

P. Un jugador, Solozábal, reclamó poder trabajar tres o cuatro años con el mismo entrenador.

R. Claro. Aquí no se da tiempo para trabajar. Se han echado técnicos por cualquier cosa. Aquí es normal prescindir de entrenadores y los jugadores se resienten.

P. ¿Su paso por el Atlético se puede tildar de fracaso?

R. No. Ninguno de los entrenadores que han pasado por el Atlético se puede considerar fracasado. Yo dejo al equipo a tres puntos del liderato y en la segunda eliminatoria de la Copa de la UEFA. Aquí no se conseguía esto desde hace tiempo. Tengo nueve títulos en mi historial y he entrenado a la selección. Así es la vida. No se puede pensar en fracaso. Siempre hay que pensar en mejorar.

P. Hasta ahora nunca había sido destituido. Pudo más la tradición de despidos de Jesús Gil. Un cartel que ya conocía cuando aceptó ser contratado.

R. Se impuso la historia del presidente. Pero el Atlético no es de Gil sino de sus aficionados. Es un equipo grande, un buen lugar para trabajar. Cuando llegas no puedes plantearte que vas a ser destituido.

P. ¿Se marcha con su personalidad intacta?

R. Sí. Las alineaciones siempre las hice yo.Salgo con la cabeza alta. Pueden decir que soy mal entrenador, pero con mis propias ideas. No acepté muchas cosas que me quisieron imponer. Me llamaban a las siete de la mañana para que alineara un equipo y eso es lo que no acepto.

P. Entonces, ¿le intentaron imponer alineaciones?

R. Sí. Por ejemplo, el día de la Real. El presidente quería que colocara a Juanito de delantero centro. No habría sido justo acceder. ¿Cómo me habrían mirado los jugadores? Juanito no tiene condiciones para entrar de delantero centro. Al final del partido, en casos de emergencia, sí, pero no de inicio. Por eso, me voy con la satisfacción del deber cumplido y algo decepcionado por las muchas trabas que me pusieron.

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