_
_
_
_
FÚTBOL COMPETICIONES EUROPEAS / COPA DE LA UEFA

El Valencia debilita el mito alemán

Un gol postrero del Karlsruhe recorta de forma inmerecida el triunfo local

Santiago Segurola

El Valencia debilitó el mito alemán, que tanto daño ha hecho a los equipos españoles. Hizo valer la superior condición de sus futbolistas y pintó la cara a un equipo de ideas cortas y físico robusta. Sin embargo, un remate de cabeza de Schmitt acabó de forma inmerecida con la fiesta. Fue lo único real de la leyenda alemana: su capacidad para hecer daño incluso en las peores circunstacias y con el peor fútbol posible.

Fue un partido de contacto. El Karlsruhe utilizó sus kilos para intimidar a los jugadores del Valencia, más ligeros y menos preparados para la guerra de trincheras. Los alemanes no vendieron nada especial. Marcaron al hombre, hicieron uso de sus potencia y estuvieron muy metidos en el encuentro. Había en su juego un lado primitivo, de equipo sin pulir. Un tal Reich -dos metros de leña dor vestido de corto- siguió a Penev hasta la ducha. Y esto daba al duelo un contenido emotivo, pero dejaba al Valen cia la posibilidad de abrir vías de agua cuando Penev llevaba al armario fuera del área. No aprovechó esta concesión el Valencia por la predisposición de Penev a aceptar el combate cuerpo a cuerpo -no paró hasta humillar al alemán en el segundo gol- y por el sentido monocorde del juego. La ban a derecha, por ejemplo, quedó virgen durante la mayor parte del encuentro y los centrocampistas apenas llegaron al área de Kahn.

El fútbol se volvió muy trabado desde el comienzo. La gente se iba al suelo con frecuencia y los tacos brillaban bajo los focos. Eso no convenía al Valencia, que tardó en interpretar su juego. Cuando lo consiguió, la noche fue suya. El viraje del partido a favor del Valencia se hizo evidente en el último cuarto de hora del primer tiempo. Se concretó de manera sorprendente con el gol de Mijatovic. Desde ese momento, el Valencia mandó en el partido. Una acción llena de talento de Penev, el dueño de la noche, alimentó todavía más la máquina valencianista.

El Valencia tuvo la oportunidad de cerrar la eliminatoria en varias ocasiones y Penev terminó como un héroe. Su segundo gol fue otro prodigio, esta vez lleno de dulzura, en contraste con la violencia de su primer tanto. Contra eso, el Karlsruhe sólo ofreció un cabezazo miserable en una jugada a pelota parada, una oferta muy pobre pero suficiente para complicar la eliminatoria a un equipo que le dejó en evidencia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_