La Unión Europea nace tras la aprobación alemana de Maastricht
El Tratado de Unión Europea, que los 12 países de la CE suscribieron en diciembre de 1991 en la ciudad holandesa de Maastricht, superó ayer el último obstáculo legal para su entrada en vigor, que se producirá el 1 de noviembre. El Tribunal Constitucional alemán, en Karlsruhe, dictaminó que el texto se atiene a la ley fundamental del país, aunque criticó el automatismo de la Unión Monetaria, excluyó que implique la creación de una Europa federal y defendió la superación del déficit democrático. La presidencia belga de la CE convocó de inmediato una cumbre para el próximo 29 de octubre.
El mismo día en que la coalición alemana de gobierno decidía que, para el año 2000, Berlín será ya (en la práctica, además de en la letra) la capital de la Alemania unificada, el Tribunal Constitucional daba vía libre a la entrada en vigor de los acuerdos de Maastricht.El canciller Helmut Kohl declaró, al conocer la noticia, que los objetivos son "alcanzar una política exterior y de seguridad común y la Unión Económica y Monetaria", cuya segunda fase, la creación del Instituto Monetario Europeo, está prevista para el 1 de enero. El día anterior, Kohl había defendido la elevación del comité de regiones a la condición de Cámara alta del Europarlamento, y su ministro de Hacienda, Theo Waigel, declaraba que la unión política y la económica no tienen por qué ser simultáneas.
El fallo del Tribunal Constitucional culmina un accidentado proceso de ratificación del Tratado de Maastricht. Los hitos fundamentales han sido dos referendos en Dinamarca (el primero, con resultado negativo, y el segundo, positivo), uno en Francia (que los partidarios del acuerdo ganaron por la mínima) y la pugna política en el Reino Unido, con el primer ministro, John Major, enfrentado, con tibio europeísmo, a los diputados euroescépticos de su propio Partido Conservador. Las turbulencias monetarias que sacudieron el mecanismo de cambios y obligaron a ampliar a un 15% la banda de fluctuación de las monedas integradas en el sistema hacen aún más difícil hoy la consecución de los objetivos de convergencia previstos en el tratado.
La presidencia belga de la CE convocó ayer mismo una cumbre extraordinaria para el 29 de octubre, en la que se preparará la entrada en vigor del tratado (dos días más tarde) y se decidirá cuál será la sede (muy probablemente, Francfort) del Instituto Monetario Europeo.
Dentro de 18 días, la Comunidad Europea pasará a llamarse oficialmente Unión Europea, aunque podrá seguirse utilizando el término todavía actual. La Comisión (Gobierno) de los Doce no tiene previsto cambiar de momento el encabezamiento de sus textos.
Páginas 2 y 3
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