Prorrogado el estado de excepción hasta el día 18
Borís Yeltsin decidió ayer prolongar una semana más, hasta las cinco de la mañana del lunes 18 de octubre, el estado de excepción impuesto el pasado día 4 en Moscú. Un portavoz presidencial se limitó a decir que hay "buenas razones" para mantener la situación de emergencia, sin especificar cuáles son. De momento, el estado de excepción está sirviendo para "limpiar la ciudad de vagos, maleantes y diputados", tal y como prometió su alcalde, Yuri Luzhkov.Los caucasianos -llamados despectivamente "choris" (negros) por los rusos que venden frutas y verduras en los mercados de la ciudad han sido los primeros en desaparecer, para regocijo inicial de la clientela, que les atribuye buena parte de las subidas de precios. Estas personas, muchas de ellas ciudadanos de la Federación Rusa, están abandonando Moscú a miles -la televisión habló ayer de 4.500- antes de ser expulsados por no figurar en el censo municipal. La obligatoriedad del empadronamiento para vivir en una ciudad se ha vuelto a imponer en Moscú con el estado de excepción, a pesar de que es una medida que fue abolida por inconstitucional por Gorbachov.
Para lograr sus propósitos de suave limpieza étnica, Luzhkov ha pedido a los ciudadanos que denuncien a la policía cualquier sospecha sobre sus vecinos. Los prejuicios étnicos que se criticaban a los encerrados en la Casa Blanca adornan ahora a los colaboradores de Luzhkov, según se desprende de las incidencias vividas por los moscovitas publicadas ayer por el periódico Komsomólskaya Pravda.
También por no estar empadronadas, medio centenar de familias de diputados que estuvieron en la Casa Blanca hasta el final están tratando de vender los muebles antes de abandonar su apartamento de la calle Rubliovski, en el que ya no pueden seguir. Durante la noche del viernes fueron detenidas más de 5.000 personas.
