Nissan Motor decide no aportar nuevos fondos a su al española
Nissan Motor Company, segundo fabricante japonés de automóviles, ha decidido no realizar nuevas aportaciones financieras a su filial española, Nissan Motor Ibérica, cuya principal factoría se encuentra en la Zona Franca, junto a la de Seat, según informó ayer La Gaceta de los Negocios. La empresa japonesa ha encargado a su filial un plan que contenga drásticas reducciones de costes y recurrir al endeudamiento para superar su actual situación de crisis, según aseguraron fuentes de la empresa.La decisión de la sociedad japonesa coloca en una difícil situación a Nissan Motor Ibérica -de la que controla el 70% del capital-, que prevé cerrar el año con unas pérdidas superiores a los 40.000 millones de pesetas. Durante 1992, la empresa española registró unas pérdidas de 14.000 millones de pesetas. Estaba previsto compensar estas pérdidas con una ampliación de capital de 10.000 millones, ahora aplazada indefinidamente por los japoneses.
Descenso de las ventas
Portavoces de la empresa han achacado las pérdidas de Nissan Motor Ibérica a la caída de las ventas y a las elevadas inversiones, de casi 100.000 millones de pesetas en los últimos anos, destinadas especialmente al lanzamiento del modelo Serena, que sin embargo no ha respondido a las expectativas despertadas. Las ventas de Nissan en el sector de furgonetas, uno de los principales de su actividad, han caído en torno al 50% durante este año.
Mientras tanto, la empresa negocia con los representantes de los trabajadores un plan de regulación que afectará a sus 7.000 empleados. En ese plan se establece una reducción de puestos de trabajo superior a los 600.
El anuncio del rechazo de Nissan Motor a efectuar nuevas aportaciones financieras se suma a las declaraciones realizadas hace dos meses por el presidente europeo de Nissan, Tadahiro Shirai, según las cuales se daba un plazo de dos años a la factoría española para alcanzar niveles de productividad europeos.
La reestructuración de Nissan afecta también a sus inversiones en Japón. La empresa ya anunció hace algunos meses para 1995 el cierre de la factoría de Zama, que emplea a 5.000 personas.
La industria automovilística japonesa en su conjunto también padece las consecuencias del estancamiento de las ventas en el mercado interno y de la reducción de las exportaciones como consecuencia de la alta cotización de su moneda, que ha experimentado una revalorización del 15%.
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