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La policía estrecha el cerco sobre los atracadores que desvalijaron dos bancos con 'butrones'

La policía tiene pistas fiables sobre la identidad de algunos ladrones que el pasado fin de semana desvalijaron por el procedimiento del butrón 93 cajas de caudales de dos sucursales bancarias en Madrid, según fuentes cercanas a la investigación. La seguridad y precisión con la que actuaron -forzaron puertas, desactivaron alarmas y perforaron una pared de hormigón y acero- circunscribe el número de sospechosos a unos pocos especialistas. La cuantía del botín aún no ha podido ser precisada debido a que sólo 12 afectados -todos del Banco Urquijo- han denunciado los bienes robados.

Los ladrones conocían al detalle las instalaciones bancarias. La primera sucursal asaltada fue la oficina del Banco Central Hispano de la avenida del Cardenal Herrera Oria. La noche del sábado cortaron la línea telefónica exterior e inutilizaron la alarma conectada a una empresa de seguridad. Posteriormente forzaron la puerta de un comercio situado en la parte trasera de la sucursal. Las paredes de la tienda dan a una sala empleada por el banco para almacenar documentos. Tras abrir un boquete en el muro, llegaron con facilidad a las cajas de caudales y desvalijaron las 35 que estaban ocupadas. El robo fue descubierto a las 11.30 del domingo. Pese a ello, esa noche actuaron de nuevo.Esta vez fue en la sucursal del Banco Urquijo ubicada en la calle de la Princesa. Volvieron a cortar los cables telefónicos exteriores y entraron tras hacer saltar los sensores de la puerta. En el interior, descendieron hasta el sótano, donde está la sala con las cajas de caudales -115 en total- Una pared de hormigón de 35 centímetros de ancho, reforzada con una lámina de acero, protege el lugar. Los ladrones, con ayuda de un compresor y de dos bombonas de oxígeno, abrieron un butrón de 38 centímetros de diámetro. Fueron saqueadas 58 cajas. Abandonaron la sucursal la madrugada del lunes.

Fuentes bancarias y policiales negaron que los butroneros hubiesen intentado forzar la sucursal del Central Hispano de la plaza de Carlos V. Las pesquisas se han encaminado hacia ladrones ya fichados por anteriores robos realizados también con el sistema del butrón.

La policía también ha centrado su atención en aquellos que han cumplido condena o disfrutan de permisos de fines de semana. El reducido número de delincuentes con experiencia suficiente para ejecutar estos robos y el conocimiento que poseían de las sucursales ha facilitado la investigación.

El botín de ambos robos está todavía por determinar. Las cajas de caudales, del tamaño de una caja de zapatos, guardan habitualmente en su interior no sólo joyas, cheques o dinero en metálico, sino también documentos, de los que difícilmente se puede obtener beneficio. Otro factor que enmaraña el cálculo reside en que estas cajas suelen contener dinero negro u objetos de valor no declarados, lo que frena la denuncia.

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