La Visita del Rey a Francia origina una polémica política

Latente en las últimas semanas, la polémica sobre la visita, el próximo jueves, del rey Juan Carlos a la Asamblea Nacional francesa emergió ayer a la luz del día. Según informó en su primera página el diario Le Monde, el Gobierno francés, y en concreto el primer ministro, Edouard Balladur, y el titular de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, están "descontentos" e "irritados" por el hecho de que Philippe Séguin, presidente de la Asamblea Nacional, se haya tomado la libertad de invitar a un jefe de Estado extranjero a expresarse ante los diputados.Los gaullistas Balladur y Juppé creen que su correligionario Séguin ha ido demasiado lejos. Piensan que, al invitar al Rey de España, el presidente de la Asamblea se ha apropiado para el poder legislativo de una prerrogrativa diplomática que sólo puede ejercer el Gobierno. El Ejecutivo también está enfadado con el presidente del Senado, el centrista René Monory que, siguiendo el ejemplo de Séguin, ha invitado al canciller Helmut Kohl a hablar, el 13 de octubre, ante esa cámara.

Séguin ha explicado a EL PAÍS que le parecía "absurdo" que el presidente de la República Francesa pudiera intervenir en parlamentos extranjeros como el Bundestag alemán o la Knesset israelí, y que, por el contrario, los jefes de Estado y de Gobierno extranjeros no pudieran presentarse ante los representantes del pueblo francés. Séguin pidió permiso al presidente François Mitterrand para romper esta "anacrónica" tradición del Parlamento francés y le propuso que fuera don Juan Carlos el primer dignatario extranjero invitado a dirigirse oficialmente a la Asamblea Nacional.

El pasado julio, Mitterrand, que ve con buenos ojos los esfuerzos de Séguín por revalorizar el papel del Parlamento, escribió al presidente de la Asamblea para darle expresamente luz verde a la iniciativa de invitar al Rey de España. De hecho, Mitterrand almorzará con don Juan Carlos en el palacio del Elíseo antes de que el soberano español sea introducido por Séguin en la Asamblea.

Fuentes próximas a Juppé, citadas ayer por Le Monde, han reafirmado que la política exterior de Francia "la conduce el Ejecutivo y no el Legislativo". Según esas fuentes, "es inadmisible que los presidentes de la Asamblea y el Senado hagan diplomacia por su propia cuenta". En Matignon, sede del primer ministro Balladur, se califica de "capricho" la iniciativa de Séguin.

Etapas de viaje

Tanto el primer ministro como el titular de Exteriores creen que la idea de liquidar la prohibición de que los dignatarios extranjeros hablen en el Parlamento francés es "buena". Pero añaden que esas intervenciones deben ser "etapas" en un viaje de Estado programado por el Ejecutivo. La presencia de don Juan Carlos y doña Sofía en la Asamblea -"un acontecimiento histórico", según Séguin plantea también grandes problemas protocolarios. "Estamos teniendo que inventarlo todo para esta première", dice Séguin. El Rey entrará en la Asamblea de la mano del presidente de la cámara y la Reina irá detrás; los ujieres respetarán la "tradición republicana" y anunciarán en primer lugar la llegada del presidente de la Asamblea; éste se sentará en su lugar habitual, el más alto del hemiciclo, pero se instalarán sillones especiales para los soberanos españoles.

Para superar el escollo planteado por el enfado de Balladur, que desde hace seis meses ejerce una especie de "regencia" en Francia, los reyes de España cenarán con el primer ministro tras haber almorzado con Mitterrand y asistido a la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional francesa.