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Apuros del Valencia para pasar

El Nantes forzó la prórroga con un hombre menos

La referencia testicular del juego, aquello de que los partidos también se ganan con la entrepierna, apareció ayer por Mestalla después de que el Valencia eliminara al Nantes en un partido de estallido tardío que contó con todos los ingredientes del fútbol-infarto: gol en contra, prórroga, penaltis no sancionados, expulsión y arbitraje nefasto. Es una lectura de gran predicamento en la grada, pero falsa. Pasó el Valencia porque es mejor equipo, posee mejor técnica, mejores individualidades y jugaba en casa. Lógica, pura lógica. El único error del Valencia estuvo en llegar tarde a su propio partido, circunstancia que al final resultó una prueba amarga, pero aleccionadora.Solía ocurrir que a este equipo se le repeinaba mucho antes de salir al campo, con su fútbol academicista y repleto de buenos conceptos, y luego llegaba el Nápoles de turno y le metía cinco. El líder de la Liga española tiene ahora otra pinta.

Sin embargo, el Valencia tonteó en exceso con el 1-1 de la ida y el Nantes se encontró con un partido tibio, desinflado, bajo de revoluciones, el sueño de cualquier equipo visitante. El resultado fue un escueto repertorio de intenciones, indefinición en el centro del campo y mínima presencia de los hombres definitorios.

El partido adquirió un tono pálido cadáver para el Valencia con el gol-churro de Pedros al poco de iniciarse la segunda mitad. Pero con los plomos fundidos acudió a la cosa esa de la garra para levantar el partido. Una carrera de Arroyo, el agarrón de Karambeau, el gol de Penev, la expulsión del francés y el Valencia se encontró como al principio, sólo que 71 minutos más tarde. Demasiado gasto para nada. Tras llegar tarde a su propia cita, el Valencia se vio condenado a la tómbola de la prórroga. La aparición al fin de los hombres necesarios, Penev, Gálvez, Mijatovic y Fernando, cerró el trabajo con ese sabor agradable de la gesta y la convicción de que algo grande comienza a gestarse cerca del Turia.

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