Carlos Goyanes y Celso Barreiros rechazan las acusaciones del 'arrepentido.' Portabales
El presunto narco José Manuel Padín Gestoso, el empresario Celso Barreiros y el miembro de la jet Carlos Goyanes negaron ayer todas las acusaciones vertidas contra ellos entre Portabales y Goyanes para dilucidar si éste estuvo en una reunión celebrada en el verano de 1988 en una sala de fiestas de Valencia, donde presuntamente negoció con Padín la compra de 10 kilos de cocaína.
Padín afirmó que entre los años 1987 y 1990 se dedicó a faenar como mariscador y que no tiene "absolutamente nada", ya que todos sus bienes están a nombre de su ex mujer. Según él, sólo conoce "de vista" a sus compañeros de banquillo José Paz Carballo, Albino Paz, Laureano Oubiña, Alfredo Cordero, Delmiro Rey Castro y Narciso Fernández Hermida, en tanto que nunca hasta ahora había visto al naviero Barreiros, ni a Goyanes, ni a Portabales.Al ser preguntado por el fiscal, Javier Zaragoza, sobre si asistió a la reunión del Molino Rojo, de Valencia, donde supuestamente estuvo con Carlos Goyanes, Padín replicó: "No he estado jamás en Valencia ni en su comunidad autónoma". Y cuando Zaragoza le hizo notar que en el sumario hay un billete de avión expedido a su nombre en abril de 1988, el supuesto narcotraficante respondió que "eso es imposible".
Al ser preguntado por su abogado Marcos García Montes, Padín finalizó su declaración diciendo: "Niego rotundamente haber traficado con heroína o hachís. Soy inocente".
Carlos Goyanes sostuvo que no conocía ni a Padín ni a Portabales y que no es cierto que tuviera una entrevista con ellos en Valencia para hablar de la compra de un alijo de cocaína.
Viajes a Valencia e Ibiza
Reconoció que el 4 de mayo de 1988 -tres meses antes- estuvo en esa ciudad con su esposa, la aristócrata Cari Lapique, para asistir a una exposición de joyas organizada por la empresa en la que ésta trabaja como relaciones públicas. También relató que a partir del 20 de julio de ese año se trasladó esporádicamente a Ibiza, donde coincidió con la familia de Alfredo Fraile y Alberto Cortina. El fiscal le interrogó a qué se debe que no exista billete de avión de vuelta a Madrid en una de las ocasiones en que estuvo en Ibiza, y él explicó que quizás fue porque. regresó a la capital de España utilizando un pasaje a nombre de la familia Fraile.
Goyanes sostuvo que se dedica a "temas inmobiliarios" y que no conoce a nadie relacionado con el narcotráfico en Suramérica, si bien aceptó que es amigo de José Lataliste, dueño de la discoteca Mau Mau de Madrid, catalogado de narcotraficante por la Agencia Antidroga Norteamericana (DEA). "Lo he sabido hace poco porque lo leí en la prensa", explicó cuando fue acorralado por el fiscal.
El naviero Barreiros, coincidiendo con lo dicho antes por Goyanes y Padín, declaró que no conocía a Portabales, del que dijo que era "un simple engrasador" en los barcos de Cieisa, la empresa propiedad de Celso Barreiros. También rechazó haber tenido tratos con el importante narcotraficante hondureño José Ramón Matta Ballesteros, ni con ningún general colombiano apellidado Samudio ni con un tal capitán Arenas, pese a que el narcotraficante arrepentido acusa a Barreiros de haber vendido armas a estos militares. "Nunca he estado en Panamá con Portabales", recalcó el naviero.
En la sesión de la tarde, Portabales se explayó acerca de las operaciones en que participó durante los años en que formó parte de la organización presuntamente dirigida por José Paz Carballo. Habló con cierta nostalgia de la forma en que introducían los alijos de cocaína y hachís en las costas gallegas; de cómo pagaban 1.000 pesetas por caja a guardias civiles, a los que les hacían creer que se trataba de tabaco de contrabando en lugar de droga; nombré recodos, escondites y viejos túneles en los que ocultaban la mercancía, e, incluso, de sus correrías en locales de diversión.
Portabales levantó murmullos cuando relató un viaje realizado a Brasil con Paz Carballo y cómo éste se entrevistó en otro país con "el Grande". Según explicó después, se trataba del capo colombiano Pablo Escobar, al que Paz habría comprado 100 kilos de cocaína.
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