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Entrevista:

"Yo no he visto a nadie con cuchillos"

Lourdes Lucio

Pregunta. ¿El congreso extraordinario del PSOE de Sevilla era absolutamente necesario?

Respuesta. A mi juicio sí, porque había una situación de incoherencia y división internas en esa ejecutiva que imposibilitaba llevar adelante los mínimos trabajos que necesita hacer un órgano de dirección. Siempre he pensado que era mejor afrontar la realidad y no dejar pasar el tiempo.

P. Sin embargo, se ha alegado que el congreso no era necesario, especialmente por los buenos resultados electorales del 6 de junio.

R. Eso no tiene nada que ver. Al contrario. Tenemos que ser coherentes con la campaña electoral, en la que hemos hablado del cambio sobre el cambio... Y precisamente porque es un compromiso electoral estamos en mejores condiciones para reflexionar sobre ello. Probablemente si los resultados hubieran sido peores, no estaríamos planteándonos estas cosas.

P. ¿Manuel Chaves era partidario desde el primer momento de convocar el congreso?

R. Nunca he querido implicar al presidente de la Junta. Ni él tampoco lo ha querido, puesto que no tiene un cargo orgánico. Creo, que ha actuado como esperábamos de una persona que tiene un cargo institucional y que no tiene por qué implicarse en un tema orgánico.

P. ¿Por qué acudió a Felipe González?

R. Porque quería comprobar si lo que yo estaba planteando en Sevilla estaba en la línea de lo que había entendido que suponía el compromiso de cambiar cosas en nuestro partido. También para tener una cierta seguridad de que no estaba adelantando algún debate que no fuera deseado.

P. ¿Y qué es lo que le provocó esas dudas?

R. La decantación de una nueva candidatura. Cuando planteo, el 14 de Julio, la convocatoria del congreso, previamente había hablado con muchos compañeros y compañeras, e incluso días después pasé un documento que firmaron los secretarios de más del 50% de las agrupaciones de Sevilla. Yo no tomé esa decisión personalmente. Ni mucho menos. Fui con la seguridad de que lo que yo estaba planteando coincidía con muchísima gente. Pero ante la aparición de una candidatura claramente apoyada por una parte del partido y más tarde la aparición de otra, me sentí en la necesidad y en la obligación de que el secretario general tuviera mi versión.

P. ¿Le sorprendió ese pronunciamiento tan claro a su favor de Felipe González?

R. Yo no fui a hablar con el secretario general para que hiciera ningún tipo de declaración, ni manifestara una opinión, sino a comprobar que lo que estaba planteando podía coincidir con su criterio. En ese sentido, no me sorprendió porque me parecía que nadie podía sentirse agraviado ni molesto con lo que yo planteaba. Me interesaba constatar que esa situación se veía con la misma coincidencia. Después se han producido unas declaraciones, de las que me siento muy honrada, y que, además, no cabe duda que han tenido un efecto en muchos compañeros que también, como me pasaba a mí, podían tener alguna duda de si estábamos en un proceso correcto o incorrecto.

P. ¿El apoyo de Alfonso Guerra a una de las candidaturas ha federalizado el debate provincial?

R. Ha influido bastante en sacar del contexto provincial un proceso que, por muy importante que sea Sevilla, realmente no tenía más importancia que elegir una nueva dirección. Quizás la propia actuación y el protagonismo del vicesecretario general... No cabe duda que no tiene la misma trascendencia lo que yo afirme que lo que diga el vicesecretario general del partido. Por tanto, efectivamente, eso ha sacado un poco de su contexto el propio proceso de la crisis de Sevilla.

P. ¿Ha recibido muchas agresiones de sus compañeros, de gente que, como dijo Guerra, venía con el cuchillo de matar?

R. Yo no lo he sentido así. Siempre en un proceso de estas características se dicen cosas que son injustas. Pero, a fin de cuentas, son críticas. Yo no he visto a nadie, no sólo con cuchillo, ni con... ¡Vamos!, ni con una plumilla.

P. ¿Cree que el acuerdo de Sevilla será estable?

R. Este congreso abrirá una etapa nueva en el partido. Va a salir una ejecutiva que, independientemente de las opiniones que hayan podido verterse, como la del vicesecretario o la del secretario general, ha surgido autónomamente desde la agrupación provincial. No sólo creo que va a durar un mandato, sino que si todo el mundo apoya los presupuestos políticos que planteamos, sobre los que creo hay un acuerdo casi total, quizás pudiéramos empezar a superar una cierta etapa de crisis, de sectores, de grupos... Y dejar de preguntarnos en Sevilla eso de: ¿Y tú de quién eres?

"Yo no he visto a nadie con cuchillo"

P.¿El acuerdo de Sevilla es exportable al resto del partido?

R. Quizás podría servir. Hemos querido cerrar el acuerdo de manera que se explicite que aquí no sólo no sobra nadie, sino que todo el mundo es necesario para mejorar el funcionamiento del partido. Y en el sentido de que no se trata de ningún tipo de revanchismo, sino que hay que ir a un debate sereno, a un contraste de opiniones. Y el congreso federal de ninguna manera puede ser el debate de una o dos personas. Tenemos que discutir sobre cómo podemos solucionar los problemas de la crisis económica, el drama del desempleo, cómo se construye un Estado del bienestar social... Ésas son las cuestiones sobre las que tenemos que reflexionar.

P. En la presentación de su candidatura, usted dijo que González tenía que saber con absoluta nitidez que el PSOE de Sevilla estaría siempre con él. ¿No le parece una obviedad?

R. No es una obviedad desde el momento en que, a veces, hay gente que siempre espera que si se dice eso, que parece una obviedad, alguien podría pensar que no es correcto decirlo así. Lo que sí es una realidad es que Felipe González tiene el apoyo de nueve millones de españoles y nadie en el partido debe regatear ni poner en cuestión su liderazgo. Esto no significa ningún apoyo incondicional, acrítico, ni nada eso. Pero, desde luego, reconocemos que para el PSOE el liderazgo de Felipe González es indispensable.

P. Usted también aseguró en esa presentación que hay que superar actitudes inmovilistas. Guerra se sintió aludido.

R. No me refería al compañero Alfonso Guerra. Precisamente, él ha impulsado un debate teórico muy importante sobre la necesidad de la renovación, como es todo el Programa 2000. Lo que ocurre es que esto lo hemos dicho, lo tenemos más o menos teorizado, pero creo que hay que pasar a la práctica. Y no me refiero a nadie en concreto. Hay compañeros que cuando se formulan propuestas concretas, no les gustan. Y están en su derecho. Pero creo que hay que hacerles entender que hay que cambiar algunas actitudes y formas de comportamiento. Eso no va en contra de nadie.

P. ¿La ejecutiva de este congreso va a salir elegida por el voto secreto e individual de los delegados?

R. Yo lo voy a proponer. Podemos modificar los estatutos, que, en cualquier caso, tampoco lo prohíben.

P. Usted también defiende que los candidatos a los ayuntamientos los elijan los militantes. Eso puede sentar mal hasta a los propios candidatos.

R. Claro. Pero es que es absolutamente normal. Yo lo que propongo es que hagamos una especie de primarias y que todos los afiliados de Sevilla voten.

P. ¿Y cree que la actual ejecutiva regional comparte esas medidas tan aperturistas?

R. Ellos manifiestan públicamente que están por la renovación, y la renovación son estas cosas... Entiendo yo... Venimos diciendo, desde hace mucho tiempo, que hay qué abrir el partido a la sociedad, y lo decimos en las ejecutivas regional y federal, en el Programa 2000, en todas partes..., Pero, la verdad, es que desde que hemos dicho eso, hace ya dos o tres años, no hemos cambiado nada en el funcionamiento interno del partido para que eso se haga realidad. Creo que tenemos que poner en práctica lo que decimos en teoría. Alguna vez hay que empezar a innovar.

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