_
_
_
_

Negros, abstenerse

Vidor, un pueblo de Tejas, sólo admite residentes de raza blanca

Antonio Caño

¡Setenta y tres años! Vidor, una próspera localidad de 11.000 habitantes situada en el extremo oriental de Tejas, lleva con orgullo el mérito de que ni un solo negro haya residido permanentemente en el pueblo en ¡73 años! Es decir, el tiempo transcurrido desde que Vidor fuera fundado por un grupo de agricultores protestantes llegados en carreta. Los negros que lo intentaron tuvieron que salir huyendo a los pocos días.Ahora, el secretario de la Vivienda del Gobierno federal, Henry Cisneros, ha decidido poner fin al caso de la última población de Estados Unidos donde la supremacía blanca es todavía la ideología dominante y en la que el Ku Klux Klan (KKK) es la organización ciudadana de más peso.

Cisneros se presentó la semana pasada en Vidor, con fuerte protección policial, para anunciar que 10 o 12 familias negras se instalarán próximamente en un complejo para gente sin recursos costeado con fondos federales. "No quiero que en los Estados Unidos de 1993 nadie le pueda decir a nadie dónde tiene que vivir por el color de su piel. Ya basta. Es hora de dejar las divisiones en el pasado y conseguir que la gente de Vidor ponga un letrero en la puerta que diga: bienvenidos a Vidor", dijo el ministro.

Los habitantes de la localidad, algunos de los cuales están convencidos de que no existen abogados o médicos negros en ninguna parte del mundo, escucharon las palabras de Cisneros, que después de todo es un hispano, con bastante escepticismo. El Movimiento Nacionalista, un grupo pronazi con base en Misisipí, organizó inmediatamente una manifestación de repudio a la decisión federal.

En los últimos seis meses han intentado instalarse en Vidor cuatro negros adultos procedentes del limítrofe Estado de Luisiana. Todos ellos tuvieron que irse ante las continuas amenazas, insultos y agresiones recibidos de sus vecinos. El último, Bill Simpson, fue asesinado en el vecino pueblo de Beaumont un día después de que hubiera dejado su casa. Aunque no parece conectada con el conflicto racial, esa muerte colmó la pasada semana la paciencia de la opinión pública y del Gobierno, que parece decidido a acabar con ese reducto de la América negra.

Henry Cisneros dijo que estaba dispuesto a proteger la vida y la propiedad de las familias negras que se instalen en Vidor. Aseguró que si hacía falta llevaría él personalmente a los nuevos vecinos del pueblo y se quedaría allí todo el tiempo que sea necesario.

Los vecinos de Vidor se sienten sorprendidos por la atención despertada. Muchos de ellos confiesan no haber visto negros más que en la televisión -el 14% de la población de Estados Unidos es negra- y aseguran que su único interés en mantener la discriminación es el de proteger la paz.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_