_
_
_
_
_

Brasil sueña con vengarse de Uruguay

Los buenos aficionados al fútbol de todo el mundo tienen hoy, donde estén, una cita con el final de una historia que comenzó a escribirse hace 43 años. En 1950 las selecciones de Brasil y Uruguay disputaron la final de la Copa del Mundo y Uruguay consiguió entonces una victoria por 1-2 que con el tiempo se contó de padres a hijos como una leyenda fantástica. Pues bien, esta noche, en el mismo estadio Maracaná de Río de Janeiro, Brasil recibe nuevamente a Uruguay por la eliminatoria del Grupo B de la zona suramericana y le basta con el empate para dejarle fuera de la próxima Copa del Mundo.43 años... Brasil ha esperado 43 años para que el destino le sirviera la fría cena de la venganza. En un continente donde todo tiende al olvido, nunca nada fue tan recordado como en esta semana, aquella victoria de Uruguay. El otro partido decisivo del Grupo, el que Bolivia y Ecuador van a disputar en Guayaquil, es apenas una nota al pie de las crónicas y los comentarios. A Bolivia, la selección que entrena el médico vasco Xabier Azkagorta, le basta también con un empate para alcanzar por primera vez -por eliminatoria- un sitio en la Copa del Mundo. Una hazaña boliviana que, con la mayor fortuna, será contada en los libros después que concluya el relato de lo que suceda en Río.

Plegarias y epopeyas

La prensa uruguaya, que no confiaba ni confía en su selección, como tampoco creía en aquella que fue capaz del milagro, recuerda la epopeya de 1950 en tono de plegaria. Detrás de cada frase, cuando se alude a la tradicional garra (furia) uruguaya, se oye una temblorosa voz que dice: "Dios mío, hazlo otra vez". El conjuro llega a tanto que hasta el cuerpo viejo y cansado de Alcides Ghiggia, autor del segundo gol aquella tarde de 1950, fue sacado de su casa para que acompañe a la plantilla en el viaje a Río de Janeiro y le transmita algo del espíritu que su equipo tuvo entonces.

Brasil encarriló la eliminatoria después de soportar y sobrellevar algunos resultados vergonzantes para su historial, como la derrota en las alturas de La Paz frente a Bolivia. Las durísimas críticas al entrenador Carlos Parreira se dejaron en suspenso después de que el equipo empató 1-1 con Uruguay en Montevideo y se vengó de Bolivia venciéndola por 6-0 en casa.

La convocatoria del chapulín Romario, la nueva figura del Barcelona, ha aumentado aún más la confianza en el equipo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_