_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Excursión

Manuel Vicent

Al llegar a Madrid un incierto día me perdí por una salida de la M-40 y fui a dar a un descampado. de chabolas. En medio del erial entre alambradas había unas 50 tazas de retrete dentro de un corral hecho con cascotes de uralita y sentado en una de ellas, bajo un sol fulminante, estaba un sujeto hablando por un teléfono inalámbrico. Las tazas eran nuevas, a estrenar, y aquel hombre con patillas de hacha, llevaba en la camiseta el anagrama de la Universidad de Wisconsin. Había a su alrededor unos niños desnudos y varios canes. Por los gritos que daba parecía hablar con alguien que estaba por lo menos en Colombia. Detrás del cerro pelado, donde había sólo un árbol, se veía el paredón de la ciudad cuyo enjambre hervía envuelto en gas. Por la senda que dividía el cerro venían hacia las chabolas de uno en uno algunos jóvenes pálidos y a la sombra del único árbol había otros en cuclillas mirándose el brazo. En el punto de la carretera donde me había perdido paró entonces el autobús de un colegio y de él se apearon unas niñas vestidas con un uniforme exquisito: llevaban también un sombrerito de paja blanca con una cinta azul. Pertenecían a un colegio muy exclusivo que tiene en la orla algunas princesas y muchos retoños de las altas finanzas. Estaban realizando una excursión pedagógica. Habían llegado a este poblado de chabolas para ver de cerca cómo vivían algunas familias gitanas y, al mando de una monitora, el grupo de niñas doradas se adentró en aquel laberinto de bidones en compañía de algunos perros sarnosos y mientras éstos ladraban unos patriarcas ofrecían caramelos a las colegialas y a cierta distancia una barra de jovenzuelos colgados contemplaba la ceremonia. De pronto todas las niñas rodearon la alambrada. En medio estaba aquel hombre sentado en una de las 50 tazas de retrete, bajo el sol, hablando por un teléfono inalámbrico. Y una de aquellas gacelas, de belleza casi anfibia, decía: mira, mira, este señor ha estudiado en la Universidad de Wisconsin.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_