El francés Pioline elimina a Courier
Jim Courier no consiguió burlar las estadísticas. Desde que Iván Lendl ganó el Open de Estados Unidos en 1987, ningún número uno del mundo se ha impuesto en Nueva York. Ayer, en el estadio Louis Armstrong, 20.000 americanos contemplaron como su compatriota Jim Courier era apeado del torneo por un francés desconocido para la mayoría de ellos. Cedric Pioline, de 24 años, le superó por 7-5, 6-7 (4-7), 6-4, 6-4, en 3 horas y 33 minutos, y se clasificó para sus primeras semifinales de un Grand Slam.Nadie discute en el circuito que es el jugador más fuerte y, probablemente, también el mejor. Sin embargo, Courier no logra desatar ni siquiera en su casa -el Open estadounidense- las pasiones que despertaban sus antecesores John McEnroe y Jimmy Connors. En este sentido es un mal sustituto.
Courier no es brillante. Su juego es monolítico, siempre desde el fondo de la pista, pegando a cualquier cosa que se parezca a una bola de tenis que bote a su alrededor. Pero es efectivo. Con estos esquemas, y las enseñanzas estratégicas de José Higueras, ha ganado cuatro títulos del Grand Slam y se ha mantenido regularmente como número uno mundial durante 55 semanas.
Pioline, su rival de ayer, no ha inscrito su nombre en ningún torneo del circuito. Acabó el año pasado como 33º del mundo y esta temporada saltó al decimocuarto puesto, gracias a su victoria sobre Edberg en Montecarlo, que le permitió disputar la segunda final de su vida. Perdió con Bruguera.
Indudablemente, Pioline es peor jugador que Courier. Sin embargo, ayer demostró los progresos que ha logrado con la ayuda de su entrenador, Henri Dumont. "La cuestión fundamental fue no dejar que Jim realizara su juego habitual", explicó Pioline. "Habíamos hablado con Henri y acordamos que debía moverle, jugando mucho con mi derecha. El servicio me acompañó. Todo salió bien. Espero que no sea flor de un día". Su táctica funcionó. Courier nunca jugó cómodo, cometió 42 errores no forzados y sólo conectó 27 golpes ganadores.
Pioline, que nunca ha recibido ninguna ayuda de su federación, se quedó solo con su casi-esposa ( así la definió él mismo) en Nueva York ya que su entrenador se marchó a París horas antes de que ganara a Courier.
Hoy, Arantxa Sánchez se enfrentará a la bielorrusa Natalia Zvereva, 25ª del mundo, en busca de las semifinales, donde no encontrará, en caso de clasificarse, a la veterana Martina Navratilova, eliminada por Helena Sukova.
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