Las colas de los 'hiper' sustituyen a las caravanas
Los madrileños regresan con cuentagotas de los lugares de veraneo. El pavor a sumergirse en una caravana hace que se escalone la vuelta y evita atascos en las carreteras, pero no las aglomeraciones en los hipermercados: las despensas familiares, necesitan reponer cajas de leche y los niños mochilas nuevas para empezar el colegio. La gran compra de vuelta a casa comenzó el sábado pero lo peor se anuncia para el fin de semana.
Las cajeras de los hipermercados vuelven a los agobios de los fines de mes tras la tranquilidad de agosto. Pero a la reposición de yogures, leche y huevos se suma ahora la inquietud de los pequeños por conseguir arrancar una mochila nueva o el último plumier para reanudar las clases. El Continente de Alcobendas afirma que está vendiendo más que un final de mes normal, aunque sin llegar al colapso total de Navidades. Un empleado de Alcampo se muestra sorprendido por la cantidad de público que acudió a comprar a la tienda de Moratalaz el pasado fin de semana (15.000 persona frente a las 10.000 que suele registrar un sábado normal), pero anuncia que éste será un sábado bastante más concurrido y pueden superar los 18.000 clientes.El Gabinete Municipal de Tráfico no prevé medidas especiales para facilitar la entrada a Madrid del millón y medio de vehículos que se van a desplazan por la Comunidad de Madrid entre ayer y hoy, según las previsiones de la Dirección General de Tráfico (DGT). El pavor a sumergirse en interminables caravanas ha modificado los hábitos de los conductores, que en los últimos años tienden a adelantar o retrasar el regreso para no coincidir con el último día de vacaciones.
Los taxistas también cambian de ruta estos días de finales de agosto y se disponen como bIancas serpientes alrededor de las terminales de autobuses, ferrocarriles y en el aeropuerto de Barajas. El lunes por la noche la Policía Municipal dirigió la salida de los taxis de la estación de Chamartín ante la cantidad de coches que hacían cola. Los que buscaban clientes en la Estación Sur de autobuses alargaron la parada hasta la glorieta de Atocha, a un kilómetro de la terminal de autocares.
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