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Regreso a Sefarad desde Sarajevo

Judíos bosnios de origen español sueñan con la paz desde la Costa del Sol

"No vendas el sol ni merques la candela". Este viejo refrán castellano, que censura a los noctámbulos e invita a aprovechar el día, era un enigma hace 15 meses para David Kamhi. Su padre, sefardí de Sarajevo como él, se lo había repetido en multitud de ocasiones cuando quería reprenderle por llegar tarde a casa. Kamhi no habla ladino, el castellano antiguo enriquecido con palabras árabes y hebreas que hablaban sus ancestros, que abandonaron España hace cinco siglos. "Ahora hablo español y sé lo que mi padre quería decirme", comenta entre risas.Kamhi, que fue vicepresidente de la comunidad judía de Sarajevo, capital de BosniaHerzegovina, es uno del centenar de bosnios sefard es que fueron repatriados a España el pasado año. En la actualidad vive en Mijas (Málaga). El Ayuntamiento de esta localidad de la Costa del Sol ofrece ayuda a unas 25 familias sefardies y a otras 10 familias bosnias de otras religiones.

Pero a Kamhi, de 46 años, le hubiese gustado venir a España y recuperar la lengua de sus antepasados en otras circunstancias. "Sarajevo era un verdader o infierno. Allí sólo había sitio para la muerte y la destrucción, no para nosotros", asegura.

"No quiero hablar de política afirma, rotundo, cuando se le pregunta por la situación de su país. "Lo único que sé es que la guerra es cruel. Antes la convivencia era muy estrecha".

A quien no le importa hablar del asunto es a Ranko Debevec, amigo de Kamhi y también judío de Bosnia. "Las conversaciones de paz de Ginebra no van a servir para nada. La herida es demasiado profunda", afirma. Debevec, de 29 años, es abogado, y Kamhi, experto en cibernética. "La mayoría de nosotros somos titulados superiores. Mi esposa es médica, pero también hay arquitectos e ingenieros", asegura Kamhi. Ambos están !in trabajo y tienen dificultades para homologar sus títulos académicos. "Queremos trabajar, pero no nos quejamos porque todo el mundo nos ha tratado muy bien aquí", repite insistentemente Kamhi.

Los sefardíes llegados de Bosnia viven en cuatro localidades de la Costa del Sol. La mayor parte de ellos, unos 60, están alojados en pisos individuales de Mijas. El resto se reparte entre Torremolinos, Mijas-La Cala y Benalmádena. Los ayuntamientos de estos municipios les han ayudado a encontrar vivienda, les buscan trabajo y les dan una pequeña subvención -que oscila entre las 60.000 y las 100. 000 pesetas mensuales mientras encuentran empleo.

Pero a los sefardíes bosnios no sólo les preocupa encontrar trabajo. Todos tienen algún familiar en Sarajevo. La única forma de contacto con la ciudad sitiada es a través de una estación de onda corta que enlaza radiofónicarnente Sarajevo con Zagreb, capital de Croacia. Los bosnios acogidos en España sólo pueden hacer una angustiosa consulta: "¿Siguen vivos mis padres? ¿Y mis hermanos ... ?".

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