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Pobre espectáculo del Real Madrid en Santander

El Real Madrid viajó a Santander, cobró 30 millones de pesetas por practicar un ensayo y se fue. Lo que anoche vimos en los Campos de Sport no cuesta, ni mucho menos, lo que pagó el club cántabro, si ahora vamos a poner precio a los partidos. Un Racing debilitado en comparación con el que logró el ascenso, por cuanto espera refuerzos, no tuvo más que mostrarse conservador y jugar a la contra para apenas pasar apuros frente a los madrileños.En la primera mitad el equipo de Benito Floro jugó más al fútbol de laboratorio que al balompié incisivo cara a la meta rival. Todos los balones tenían que ser canalizados por Milla y Prosinecki hacia las bandas, por donde entraban los laterales, en tanto que los centrocampistas Milla y Dubovski formaban con Zamorano y Alfonso una teórica línea de ataque con cuatro. Sin embargo, la lentitud, quizá haciendo caso a Floro y teniendo en cuenta que nada ha de dejarse a la improvisación, provocó un espectáculo soso y sin apenas mordiente. A la postre los madridistas se limitaron a buscar el gol con lanzamientos altos y desde las alas y apenas aportaron nada nuevo.

En Santander el Real Madrid se mostró como un conjunto escasamente compacto, con un pressing adelantado en el que apenas se supo sufrir para ejercerlo con eficacia. Todo ello permitía al conservador Racing, con un descarado 5-4-1, aguardar las llegadas visitantes y no tolerar más que dos remates de Zamorano. Como consecuencia directa el público se enfadó por tanta falta de profundidad y los pitos se escucharon en El Sardinero porque desde la grada se advertía que había demasiado fútbol prefabricado y se anulaba toda inspiración de presuntos genios de este oficio que es el balompié.

En la segunda mitad los cambios de Floro situaron a Ramis en defensa por Alkorta, con un medio campo dondeToril por la derecha se apoyaba en Hierro y Milla, en tanto que Luis Enrique dejaba su plaza a Lasa y se iba a posiciones más adelantadas. Alfonso y Dubovski ensayaron una punta de ataque sin apenas resultado.

Un penalti a Alfonso no señalado fue el prólogo del máximo castigo que dio al Madrid una victoria que quizá no mereció. Un cabezazo de Pineda diez minutos más tarde debió brovocar el empate, cuando el Racing estaba ya en el campo sin sus creadores, Quique Setién y Torre. Tantos cambios y la escasa rapidez en el juego provocó una segunda mitad insípida y casi vulgar. El experimento madridista en Cantabria sirvió más para aprender que para enseñar. Floro había prohibido toda improvisación, exigía seguir el guión y en éste se demostraba que podía haber un lenguaje muy acertado pero la realidad era bien distinta.

El Madrid aburrió en Santander en su quinta visita para abrir una temporada de la que todos esperan bastante más de lo visto anoche y, sobre todo, un fútbol más ofensivo que el deparado por los madridistas, que quizá acusaron en demasía las bajas y, sobre todo, las instrucciones exageradas del tubo de ensayo que quiere desarrollar Floro en su laboratorio particular.

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