Sarah Ferguson,
duquesa de York, se encuentra abatida por el aparente éxito de una oscura campaña que ha impedido su objetivo de convertirse en enviada de buena voluntad del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Fergie pretendía así cambiar su deteriorada imagen, tras la publicación de unas fotografías en las que aparecía en top less y de su divorcio del príncipe Andrés. Un amigo de la duquesa afirmó que los cuchillos están preparados y que probablemente lo estarán siempre. El periódico sensacionalista The Sun, que ha criticado repetidamente a Sarah por su frivolidad, siente ahora lástima de ella y se pregunta si merece ser excluida de esta misión por las presiones del palacio de Buckingham.
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