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Italia votará sobre el cambio del sistema político en la próxima primavera

El calendario político italiano de 1994 tiene ya una cita inscrita con mayúsculas: la de las elecciones generales que sancionarán el cambio de sistema político y que se celebrarán en primavera, según el acuerdo alcanzado, por el presidente del Gobierno, Carlo Azeglio Ciampi y el líder de la Liga Norte, Umberto Bossi.Bossi era el líder político más decidido a que las elecciones generales se celebrarán antes de finales de año, según el acuerdo que determinó el apoyo pasivo de la Liga al Gobierno Ciampi. Incluso había amenazado repetidamente con provocar la rebelión fiscal de sus seguidores, si no se mantenía el compromiso. Sin embargo, el pasado jueves, Bossi cambió de opinión tras reunirse a almorzar con Ciampi. Las elecciones deberán celebrarse "como muy tarde" en marzo, dijo tras el encuentro.

Ciampi se mostró convencido de que no habrá ningún problema para que el Parlamento apruebe la reforma electoral antes del próximo 6 de agosto.

El encuentro de Ciampi y Bossi, que desbloquea una situación que se arrastraba desde hace meses, se produjo al día siguiente de los atentados de Milán y Roma, y el mismo día en que los magistrados de la capital lombarda remitieran las notificaciones de apertura de sumario en relación con el caso Enimont a una decena de líderes políticos de primer plano, como Bettino Craxi, Arnaldo Forlani, Paolo Cirino Pomicino y Claudio Martelli.

La mayoría de los afectados han negado haber recibido ni siquiera una brizna de la denominada "comisión del siglo" (más de 10.000 millones de pesetas). Y los que, como Giorgio La Malfa, admiten que ingresaron el dinero por el que se les acusa, afirman que no se trató de una comisión relacionada con hechos de corrupción, sino de una aportación voluntaria de la familia Ferruzzi.

El caso Enimont culmina la investigación conocida como Manos Limpias que, sin embargo, sigue proporcionando desarrollos secundarios, como la detención ayer de otros dos colaboradores del ex ministro de Sanidad, Giuseppe De Lorenzo, el hombre que presuntamente montó sobre la salud de los italianos una fábrica de comisiones.

Entretanto, en Milán, miles de personas se concentraron en los funerales de las cinco víctimas de los atentados del pasado martes. Asistieron, además de Ciampi, el presidente de la República, Oscar Luigi Scafaro, y el alcalde de Milán, el liguista Marco Formentini, que se mostró deferente con el jefe del Estado y reiteró que, ante los ataques terroristas, todos los italianos deben mantenerse unidos.

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