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La Cámara de los Lores británica se opone por amplia mayoría a un referéndum sobre Maastrich

Enric González

La Cámara de los Lores británica se opuso anoche, de forma masiva, a la convocatoria de un referéndum sobre el Tratado de Maastricht. La victoria de la postura gubernamental, por 445 votos contra 176, supuso para la ex primera ministra Margaret Thatcher la última y más severa derrota de su carrera política. Thatcher votó contra su partido, por primera. vez en sus 34 años como parlamentaria, en una sesión que registró una enorme asistencia.Margaret Thatcher, ahora Lady Thatcher, había convocado a lores dispersos por el mundo, ya retirados o poco amigos de la política. Y su llamada surtió efecto: decenas de lores acudieron desde lugares lejanos (Estados Unidos, Australia, Hong Kong, Filipinas), otros llegaron en silla de ruedas, alguno compareció en Westminster por primera vez en décadas. En el momento de la votación, ya entrada la noche, había 621 escaños ocupados, doscientos más de lo habitual en otras jornadas importantes. En total, 1.200 personas con título nobiliario tienen derecho a sentarse en la Cámara.

Pero el reclamo de Lady Thatcher no consiguió engrosar significativamente las filas de la rebelión. Al contrario, la victoria del sector oficialista fue mucho más rotunda de lo que se esperaba. El primer ministro, John Major, pudo celebrar uno de sus escasos éxitos políticos y tomar ánimos antes del momento realmente final, para Maastricht, el próximo lunes, cuando la Cámara de los Comunes celebre el voto aplazado sobre la inclusión de la Carta Social.Última trinchera

El resultado de los Lores no constituyó un buen augurio para los eurorebeldes, que combatirán el lunes en su última trinchera. Si los partidarios de Maastricht vencen en los Comunes, como parece probable, todo habrá terminado. A. los thatcheristas les quedará la opción de recurrir a los tribunalles, pero sus argumentos jurídicos parecen escasamente sostenibles. La larguísima peripecia parlamentaria de Maastricht en el Reino Unido quedará cerrada, tras 19 meses de incertidumbre.

Los eurorebeldes utilizaron ayer toda su artillería pesada. Abrió el debate, a favor del referéndum, Lord Blake, asesor personal de la reina Isabel II en asuntos constitucionales y uno de los juristas más respetados del país. Lord Blake desdeñó como "paparruchas" el extendido temor a que, de pedir los Lores el referéndum, se produjera una grave crisis política.

Contra el referéndum le respondió Lord Blakeham, otro peso pesado, que esgrimió el argumento más utilizado por el Gobierno: el Reino Unido es una democracia parlamentaria, que concede al Parlamento la decisión última sobre cualquier asunto.

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La intervención estelar fue indiscutiblemente la de Lady Thatcher. Vestida de azul -el color que ella identifica con su humor más combativo- y cargada de energía, Lady Thatcher apeló a la "obligación histórica" de la Cámara: "El tratado afecta gravemente al poder del pueblo, del que somos depositarios", proclamó. En algún momento, pareció admitir que se había equivocado en 1986 al aceptar el Acta Única Europea. "La rendición de soberanía ha ido demasiado lejos", matizó.

Pero su discurso decayó progresivamente, como suele sucederle desde que abandonó los Comunes: en la Cámara alta no hay gritos, ni abucheos, ni interrupciones, y la dama de hierro necesita un ambiente agitado para mostrarse efectiva. Ayer, su público estaba mudo. O dormido, en algún caso.

Por momentos, algunas imágenes de la jornada cargaron de razón a quienes comparan la Cámara de los Lores con Parque jurásico, la película sobre dinosaurios que hace furor en el mundo. Políticos de otras épocas, aristócratas en vías de extinción y vejez sin límites cubrían los bancos rojos. Pero el debate fue libre, vivo y profundo, mejor que los muchos celebrados en la Cámara de los Comunes y, probablemente, mejor que cualquiera celebrado en Europa. El Parque jurásico del sistema británico emergió re forzado de la prueba.

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