Rocard apela a la imaginación de los socialistas
Michel Rocard invitó ayer a los 3.800 militantes y simpatizantes socialistas reunidos en Lyón a recuperar el espíritu de Mayo del 68. "Sólo se me ocurre una consigna para estos Estados Generales: ¡imaginemos, atrevámonos a imaginar!", dijo Rocard al declarar abierta la convención. El líder del Partido Socialista (PS), que no citó al presidente Frangois Mitterrand, (PS) rindió homenaje al suicidado Pierre Bérégovoy, añadió: "Hay que inventar utopías próximas y concretas". En la tribuna de los Estados Generales se exorcizaba la derrota de las legislativas de marzo.
"¿Dónde está Felipe?", "¿Va a venir Felipe?", "¿Cuándo viene Felipe?". Con estas preguntas insistentes recibieron los militantes socialistas a los periodista españoles. Sus camaradas franceses soñaban con la presencia en Lyón del presidente del Gobierno español, convertido en el gran símbolo de que la decadencia de la izquierda no es inevitable, en una especie de amuleto de buena suerte. A falta de González, los socialistas franceses tenían asegurada la presencia de otro "vencedor", el italiano Achille Occhetto, líder del Partido Democrático de la Izquierda.La primera jornada de los Estados Generales sirvió de inmensa terapia de grupo. A excepción de Rocard, presidente del PS, y Pierre Mauroy, presidente de la Internacional Socialista, ningún elefante del partido estaba autorizado a subir a la tribuna, reservada a los militantes, que intervinieron cinco minutos cada uno. "Es la asamblea deliberante más extraordinaria que se ha montado en la Francia contemporánea", declaró el entusiasmado Rocard. Los Estados Generales deben poner los fundamentos de una nueva reconstrucción del socialismo francés, la quinta en lo que va de siglo, que culminará en octubre con un congreso constituyente.
Mantener el nombre
El cambio de nombre del PS parecía ayer descartado por el apego de militantes y simpatizantes a la palabra socialista. En cambio, era más discutida la abolición del sistema de corrientes con representación proporcional en la dirección del partido. La mayoría de la base estaba contra las corrientes, pero el aparato, a favor.
El PS parecía empezar a salir de su convalecencia y los reunidos en Lyón recuperaban las ganas de criticar y combatir la acción del Gobierno de centro derecha dirigido por Edouard Balladur. No obstante, no surgían propuestas concretas capaces de devolver al partido del puño y la rosa una credibilidad política. Los colaboradores de Rocard no daban importancia a este hecho. "Lo importante es que los socialistas hayan logrado reunirse y exorcisen complejos", declaró un miembro de la dirección.
Los Estados Generales pueden terminar con un gran éxito de Rocard, cuya legitimidad política y moral como líder de la izquierda debe ser consagrada por la única votación de la asamblea, a celebrar mañana. Todos los dirigentes del PS, incluido el defenestrado Laurent Fabius, los fieles de Mitterrand y los partidarios de Jacques Delors, están en Lyón. El debate sobre el candidato socialista a la elección presidencial parece aplazado hasta después de la reconstrucción del partido.
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