Jerónimo Saavedra afirma que la lucha en el PSOE no es ideológicaa

Algunos dirigentes del PSOE reconocen abiertamente que el contenido de la lucha que enfrenta a dos sectores nada tiene que ver con cuestiones ideológicas o de proyecto político, sino que lo que se dirime es la lucha por el poder y distintas concepciones sobre el funcionamiento de la organización. Jerónimo Saavedra, secretario general de los socialistas canarios y miembro de la comisión ejecutiva federal, lo explicitaba ayer abiertamente: "No veo diferencias ideológicas entre los dos sectores".

Saavedra afirma, no obstante, que con toda seguridad habrá compañeros "que quieran buscar asideros ideológicos", pero, a su juicio, éstos no deben tener razón de ser "si la mayoría que resulte en el congreso respeta a la minoría".En los últimos días, una vez recuperados los ánimos de lucha por parte de unos y otros, se perfilan intentos de diferenciar a felipistas y guerristas en razón de sus posiciones ideológicas. Para algunos dirigentes que no participan directamente en la batalla, esta estrategia se pondrá muy claramente de manifiesto en las próximas semanas y arreciará cuando se vaya aproximando la fecha del congreso federal.

En una reunión informal con periodistas, Jerónimo Saavedra advierte sobre esta posibilidad, pero no encuentra que tenga sentido ya que entre unos y otros se dan "posiciones cruzadas". Un ejemplo es, a su juicio, la ley de huelga, en la que muchos renovadores -entre ellos Barrionuevo- están de acuerdo con el texto pactado entre la dirección del partido y los sindicatos.

Distendido y sonriente, Saavedra señala que Felipe González "lo puso muy difícil" el viernes en la ejecutiva federal al proponer como portavoz parlamentario a Carlos Solchaga. "Si en tre los que votamos afirmativa mente había alguien con razones para no votarle, ése era yo".

Saavedra, que habla desde su conocida posición crítica con el vicesecretario general, Alfonso Guerra, e identificado con el ala izquierda del partido, cree que Solchaga tuvo mucho que ver en la decisión de los nacionalistas canarios de desbancarle de la presidencia del Gobierno autónomo. La tardanza del Gobierno central en aprobar una ley económica para Canarias tuvo la culpa.