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Entrevista:

"Hay que evitar el reflejo proteccionista"

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) cumplirá 75 años en 1994. El paro y la interrelación de las economías desarrolladas en un contexto recesivo enmarcan sus retos. Michel Hansenn, reelegido director general del organismo aboga por la solidaridad y el rechazo al proteccionismo para afrontar la crisis.

El actual escenario internacional representa para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) un desafío al que tendrá que hacer frente a golpe de imaginación. El belga Michel Hansenn, reelegido por segunda vez director general, deberá hacer grandes esfuerzos para dar respuestas a problemas como el desempleo, la protección social, la emigración o el papel de la mujer en la sociedad.

Pregunta. ¿Cree que el desempleo es el problema más acuciante de nuestro tiempo?

Respuesta. Si no es el más acuciante, pienso que es lo suficientemente importante por su continuo incremento, como para que los responsables se ocupen seriamente de encontrar una solución.

P. ¿Pueden los Estados individualmente encontrar una solución al paro?

R. Sorprendentemente estamos constatando que los Estados se están viendo superados por este problema ya que vivimos en una economía planetaria y los problemas sobrepasan los límites de un país o de una región. Los países van a tener que adaptarse a la competitividad de la economía internacional, al mismo tiempo que se preguntan si es posible establecer nuevas formas de vehiculación de la economía mundial.

P. ¿Qué puede hacer la OIT en este campo?

R. La responsabilidad primera en materia de empleo la tienen los Estados, aunque con motivo de la celebración del 75 aniversario, éste será uno de los temas de reflexión en el futuro próximo de la organización. Asimismo, será uno de los puntos a debatir más importantes en la cumbre social que la ONU tiene prevista llevar a cabo en 1995.

P. ¿Qué soluciones propone?

R. Lo primero que diría a los países industrializados es que no inventen soluciones que vayan en detrimento de otras naciones. Se está produciendo una presión naciente en muchos países dirigida al cierre de fronteras y cierta tendencia a decir alto al GATT, a Maastricht o cuidado con los emigrantes, lo que sólo es un intento de prevenirse contra los riesgos. Es muy importante que en las reflexiones de los países industrializados se tenga en cuenta la solidaridad necesaria en una economía global.

P. Entonces ¿es contrario a la adopción de medidas proteccionistas?

R. El problema de Europa es mucho más complicado que el de otras regiones del mundo, puesto que se halla inmersa en la puesta en marcha del Mercado Unico. Asimismo la solidaridad mostrada con los países de la Europa del Este y con los de África, Caribe y Pacífico es mucho mayor que la de cualquier otro país. Yo no creo que haya que adoptar medidas proteccionistas, aunque puedo pensar que se impongan cuotas para ciertos productos que variarían de región a región y del tipo de relación entre una región y otra. Hay que evitar el reflejo proteccionista, aunque ello no quiere decir que los países europeos vayan a abrirse completamente.

P. ¿Qué papel juegan los sindicatos en esta época de crisis?

R. Desde hace ya algunos años estamos viviendo en un periodo en el que la competitividad, la flexibilidad y el dinamismo marcannuestra vida laboral, por lo que siempre buscamos un elemento de seguridad. Las grandes negociaciones del futuro tendrán que orientarse en cómo hacer que las demandas de flexibilidad no se traduzcan en el hecho de que los más fuertes ganen y los más débiles se queden atrás. Ni las asociaciones patronales ni las sindicales, que se aferran sólo a la seguridad tienen en cuenta este tipo de elementos. Todavía conceden mayor importancia a la percepción de una indemnización por la pérdida del trabajo que a la formación.

P. Este año la Conferencia Internacional del Trabajo ha iniciado las negociaciones para la creación de una convención que regule el empleo a tiempo parcial, ¿qué medidas propone la OIT?

R. Por un lado, y esto es importante, hemos conseguido poner de acuerdo a los países para crear una convención que regule este tipo de trabajo, y por otro pretendemos que un trabajador a tiempo parcial tenga los mismos derechos que cualquier otro trabajador a tiempo completo.

P. ¿Piensa que el reparto del trabajo es una solución?

R. No soy favorable al reparto del trabajo pero sí soy un fanático de la ordenación del tiempo de trabajo. Tenemos que concebir el tipo de vida en sociedad, en la que quepan el tiempo que consagramos al trabajo, el que dedicamos a la familia y el que utilizamos para nuestra formación.

P. En estos tiempos de crisis, la mujer ¿será la primera en perder su empleo?

R. Mientras que las cosas continúen como hasta ahora, sin duda será la primera víctima y además será la primera que se sacrifique. En esta sociedad si una mujer no trabaja no constituye un drama, mientras que si un hombre está desempleado es una auténtica desgracia.

P. ¿Qué puede hacer la mujer en estas circunstancias?

R. Las mujeres son víctimas de un sistema instaurado por los hombres que data de la revolución industrial. Tenemos que conseguir un cambio en la organización de la vida en sociedad y esto no se produce sólo con las leyes, por lo que la auténtica revolución la deben hacer las mujeres y la esperamos. Que no piensen que los hombres van a darle la respuesta a sus problemas.

P. ¿Qué hace la OIT a este respecto?

R. Mucho, pero también la organización es víctima de los mismos errores que la mayoría. Cuando veo los propósitos por la igualdad en el interior de la OIT, pienso que participan en un modelo de cuya eficacia no estoy seguro pero lo dejo hacer. El paro es una ocasión para cambiar las cosas, vamos a tener que hacer frente a situaciones de desempleo demasiado prolongadas, por lo que nuestra sociedad debería preocuparse fundamentalmente de ayudar a la gente a vivir de otra manera este tiempo, lo que puede ser una ocasión para cambiar los modelos.

P. ¿Cómo contempla la OIT el problema de la emigración?

R. Además del servicio para emigrantes, tenemos planeado crear en el futuro un gran proyecto interdepartamental para diseñar políticas de acogida que estén ligadas a las políticas de desarrollo, a fin de que las personas gocen de oportunidades suficientes como para poder quedarse en sus propios países si así lo desean. Asimismo el pasado mes de abril lanzamos el Proyecto Magreb que pretende que representantes tanto de los países europeos receptores como de origen, definan una estrategia concertada de creación de empleo y de ingresos. Si esta experiencia tiene éxito, la OIT tratará de extenderla a otras regiones.

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