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España se salvó de Bosnia en tres minutos

Robert Álvarez

ENVIADO ESPECIAL España dio tiempo a que Bosnia se tomara su tiempo y tuvo que navegar en un partido farragoso. Las exigencias estratégicas que planteaba cada jugada y el lento pero cerebral y machacón estilo de Bosnia invitaba a ir a otra cosa. La batalla no se decantó hasta que las mermadas fuerzas de los bosnios fueron pasto de la mayor entereza física de los españoles, del virtuosismo de Villacampa y de la facilidad con la que encararon el triple los españoles. España tuvo tres minutos de gracia y resolvió el escollo con un 16-0 letal. Pero Bosnia no dejó un buen sabor en el conjunto español.Lolo Sainz justificó su terquedad al pedir, implorar casi, que Epi reconsiderase su retirada de la selección tras los últimos Juegos. El alero se convirtió en la sal de un plato insípido.

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Las primeras jugadas fueron un espejismo. Tres triples consecutivos y una positiva racha de Jiménez abrieron una brecha, 15-8, que enseguida se esfumó. Quedó patente que aquellos triples provenían de un pequeño exceso en la táctica defensiva de los bosnios, celosos por mantener limpia su zona. Empezaron los problemas en cuanto se torció el punto de mira. Se repitió la racha pero en negativo: tres triples seguidos con fallo pusieron en evidencia el juego monocorde y alérgico a hurgar en el dispositivo defensivo del rival. En defensa no rodaron mucho mejor las cosas. La versatilidad de los pivots bosnios, Primorac y Bilalovic, -uno desde dentro, uno desde fuera, triples incluidos- dejó grandes lagunas al descubierto y les costó con inusitada rapidez tres faltas a Morales y a Orenga. Los problemas puntuales supusieron un lastre enorme en este panorama. La sucesión de errores y las tres faltas de Herreros, la fase en que a Rafael Jofresa se le fue la conducción del juego y la discreta aportación de Azofra dieron la iniciativa a Bosnia que dominó durante siete largos minutos, por la lentitud del juego y la ausencia de una respuesta española contundente. Se tocó fondo en el octavo minuto, 17-23. Algo más adelante salió Epi y cogió la manija, anotó, distribuyó el juego, ofreció asistencias y el descanso llegó con ventaja española: 46-41, a pesar de la inexistencia de rebote ofensivo.

Pero el asunto fue más allá. Avdic se puso a funcionar -como si repitiera en la cancha su horripilante experiencia en la guerra de Bosnia - echó a andar tras haberse hecho el muerto durante todo el primer tiempo. Epi no pudo con él en el segundo periodo. Se fueron desgranando las jugadas de signo negativo. Avdic y Bilalovic pusieron de nuevo a los suyos por delante, 48-49 y 71 -73 a a falta de sólo siete minutos.

Surgió entonces Villacampa superando con creces su ya buena primera parte. La rapidez rompió las últimas defensas de Bosnia, que cayó en picado. Estuvo casi tres y medio sin ver aro y encajó entonces el parcial más severo del encuentro: 89-73. En esa fase el ataque español gozó de posiciones francas para el triple que no desperdiciaron ninguno de sus tiradores. El encuentro quedó visto para sentencia. Pero en la retina quedaron detalles poco halagueños.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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