Mi atraco: 5.000 pesetas

A un compañero y a mí nos atracaron. Aunque a mí no me robaron, fui yo el que insistí para avisar a la policía. Después de detener al maleante, hice lo que como ciudadano me corresponde: declarar como testigo (tres horas en comisaría). Resulta que me citan al juicio y, por un error mío (causado por un día festivo de la semana), me presento a la hora señalada, pero al día siguiente (aunque ellos también se equivocan: el juicio no era en la dirección indicada).Como parece ser que he caído en el único juzgado de lo penal (el 23) que sanciona por no comparecer en el juicio, debo pagar 5.000 pesetas; es normal: el preso sigue detenido, el juez se desplazó (yo, dos veces), etcétera. Pero lo que más me enfada es que sea la misma sanción que la de no haber comparecido nunca (por miedo, desidia o trabajo). Que su señoría aplique la ley tan severamente. Que su señoría no tenga en cuenta que sí me desplacé. Que su señoría no considere un error involuntario. Su señoría debe de pensar que si pago las 5.000 pesetas entiendo las cosas mejor, cuando la colaboración con la justicia la sigo entendiendo igual (lo he demostrado). ¿Es quizá su señoría un amante de un Estado de control y sanciones? Gracias a su señoría lo que mejor he entendido es que la próxima vez no denunciaré ni colaboraré (y menos si a mí no me roban), y que si se repite la circunstancia, en vez de declarar la verdad (que tuve una confusión), me conseguiré, como todo el mundo hace, el justificante de marras a través de mi amigo el médico, de mi amigo el de la agencia de viajes, etcétera.

Pero no, seguiré actuando según mis principios. Aunque mis principios estén enfadados y me digan: lo de las 5.000 pesetas es un atraco con todas las de la ley.-