La sequía continúa en niveles preocupantes aunque se hayan suprimido las restricciones de agua
Móvil perversoÉste experto en hidrología del Tajo sugiere que la decisión para levantar las restricciones esconde un móvil perverso. Según el registro de la confederación, durante el año de restricciones las comunidades de propietarios de urbanizaciones y residencias en la periferia de Madrid (La Moraleja, Puerta de Hierro, Majadahonda, Pozuelo, Las Rozas) han perforado el subsuelo en más de 2.000 puntos siguiendo la pista de fuentes para regar sus jardines.
"Son pozos que no requieren autorización, porque las extracciones no superan los 7.000 metros cúbicos al año. Vienen aquí, los dan de alta y ya está. Cada pozo cuesta unos cinco millones de pesetas. Este coste es de suponer que los propietarios desean amortizarlo cerrando el grifo del Canal". El argumento del funcionario continúa como sigue: súmese el descenso de ingresos que el Canal deja de percibir a la rebaja de las facturas de los usuarios, que han ahorrado un 20% del consumo habitual. El resultado es un saldo negativo de más de 1.500 millones. Si a este balance se le añaden las inversiones en perforar sus pozos y 1.600 millones gastados en el bombeo eléctrico, las cuentas no salen. El Canal pierde dinero, luego hay que levantar las restricciones.
Fuentes de la empresa desmienten categóricamente esta versión. Su portavoz afirma que, a pesar de padecer el bienio más seco del siglo, se ha logrado compensar el bajo nivel de los embalses de la red con aportaciones del río Sorbe, el Alberche y los pozos, que cubren el 50% del consumo. (Madrid consume 521 hectómetros cúbicos al año; hay 461 disponibles, en 1992 había 385, y las reservas medias se sitúan en 697 hectómetros). "En Ávila también se han levantado las restricciones", pone como referencia la portavoz, quien justifica la medida por el esfuerzo de la empresa por no disminuir la calidad de vida de los cinco millones de habitantes que residen en la metrópoli.
Sobrellevar el estío madrileño sin piscinas para refrescar el cuerpo es un sacrificio dificil de exigir a los contribuyentes en el umbral del siglo XXI. Para compensar este esfuerzo económico, el Canal de Isabel II iniciará la próxima semana otra fase de su campaña publicitaria dirigida a mantener la conciencia de ahorro, que tanto ha calado en la gente, y reanudará sus contactos con los alcaldes para pedirles la difusión de bandos que inviten a mantener la disciplina ciudadana.
El Canal acaba de fichar a uno de los mayores expertos en aguas subterráneas, Ricardo Lazcano, impulsor del Plan Hidrológico Nacional desde la Subdirección de Planificación Hidrológica del Ministerio de Obras Públicas y Transportes. "El plan ya está en marcha. Ahora vuelvo a lo mío, que son las aguas subterráneas", afirma Lazcano. Como, responsable del departamento en esta materia, no teme que la proliferación de pozos particulares vaya a esquilmar las reservas subterráneas, que salen "calentitas" desde que comenzaron a almacenarse en la época romana. "No hemos notado su repercusión, espero que sólo se haga uso de ellas en época de sequía", dice confiado.
Recursos superficiales
La garantía del suministro de Madrid está en los caudales de Gredos, según Juan Marco, profesor de ingeniería hidráulica en Valencia: "Sus recursos son muy superficiales, por eso son sensibles a las oscilaciones meteorológicas. El caudal medio del Jarama es de 1.600 millones de metros cúbicos anuales, pero tiene temporadas que sólo lleva 160 y otras que pasa de los 3.000".
El caso de Sevilla, la costa malagueña y otras ciudades medias es diferente, según Marco. "Es un problema de falta de infraestructuras". Con una población que ronda el millón de personas, la capital andaluza consume 200 hectómetros cúbicos al año, mientras su capacidad media de reservas sólo alcanza 192, frente a los 389 hectómetros que está en condiciones de almacenar en situaciones óptimas. No debe sorprender la situación a la que ha conducido un año como éste. Al 15 de junio, según fuentes del MOPT, las reservas disponibles se cuantifican en 57 hectómetros cúbicos, 37 menos que en la misma fecha del año pasado.
De momento, las tomas directas del río Guadalquivir resuelven la escasez. Pero el propio río tampoco anda sobrado de caudal. Sus reservas están peor que el año pasado -577 sobre 682 hectómetros cúbicos-, cuando su capacidad media en los últimos cinco años no había bajado de los 1.020 hectómetros.
El pasado viernes los máximos responsables de la gestión del agua en España se reunieron en Valencia para fijar las prioridades del Plan Director de Infraestructuras en hidrología. En sus manos tenían los datos de la última semana: las regiones secas registran un déficit de casi 3.000 hectómetros cúbicos sobre las reservas de los diez años precedentes, el equivalente a cinco veces lo que consumen cinco ciudades como Madrid en un año.
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