La presión y el desgaste físico, claves
En el Heliodoro Rodríguez está, por segundo año consecutivo, la respuesta a la más trascendente pregunta de la Liga. La situación en la que llegan el Tenerife y el Real Madrid difiere respecto a la del pasado año. La línea del Madrid es, en las últimas jornadas, muy positiva, casi triunfal. Su victoria del pasado miércoles en Barcelona así lo reafirma. El partido de Tenerife es una segunda oportunidad que es difícil que el Madrid deje escapar ya que llega con la moral muy alta y ello se reflejará en todas sus acciones. El Tenerife, con algunas ausencias, y algún resultado último no positivo, no atraviesa por la tendencia ascendente del año pasado.El Real Madrid con su sistema de presión iniciado arriba con Brutragueño y Zamorano, el adelantamiento de su defensa de cuatro hombres y la reducción de distancia entre sus líneas con la intención de recuperar balones, fundamentalmente a través de sus centrocampistas, puede ahogar o cortocircuitar al Tenerife en su zona retrasada. En ella inicia jugada el cuadro tinerfeño pero la falta de un jugador de la jerarquía organizadora de Redondo o Del Solar, muy bien dota dos técnicamente, pero ausentes por la Copa América, no permite vislumbrar una salida ordenada en su fútbol con pases seguros, cambios de orientación cortos y rápidos y búsqueda de las zonas libres provocadas por el adelantamiento de fensivo madridista. Son aspectos claves para superar y romper el juego del Madrid.
El Tenerife tiene como Ventajas el desgaste físico que el Madrid realizó en Barcelona -jugó durante más de una hora con diez hombres- y las secuelas por la tensión y por los golpes que acarreó el partido. Otro factor favorable a los locales es el probable calor que reinará en el Heliodoro Rodríguez que no permitirá al Madrid efectuar tantas veces ni con tanta eficacia esa presión.
Ambos equipos juegan en zona con un sistema 4-4-2, con sus defensas adelantadas pero con estilos diferentes ya que el Real Madrid trata de recuperar la pelota tras ejercer una fuerte presión, aspecto en el que ha mejorado últimamente, y luego canalizar por las bandas para buscar el remate final de Butragueño, Zamorano o Hierro principalmente. La presión del Tenerife viene más provocada por la táctica del fuera de juego que emplea su defensa. Su consiguiente adelantamiento se canaliza a través de apoyos, paredes y desbordes -no tanto por las bandas como el Madrid- para plantarse en el área contraria.
El Barcelona no depende de sí mismo. Debe estar con un ojo en lo que pueda hacer, el Madrid y con el otro en la resistencia que oponga la Real Sociedad. Algunos comentaristas consideran a a la Real como víctima propiciatoria por el mero hecho de que se juega en el Camp Nou, pero no tienen en cuenta que ha realizado una buena segunda vuelta y que acostumbra a lucirse en sus partidos en el campo barcelonista. Además, la eliminación de la Copa que los azulgrana sufrieron el pasado miércoles puede afectarles psicológicamente en su rendimiento y, a medida que transcurran los minutos, la presión ambiental puede jugar en contra del equipo local. Por ello, el Barça intentará, con un esquema decididamente ofensivo, resolver lo antes posible con un doble objetivo: que el ambiente del Camp Nou sea positivo e inyectar la máxima presión posible al Madrid, que sepa pronto que no le es suficiente con el empate ante el Tenerife.
La Real tratará de contener las previsibles embestidas del Barcelona. Utilizará probablemente dos libres y tres defensas marcadores. Pero habrá tomado buena nota de lo que sucedió en la Copa el miércoles y será más consciente que nunca que cuando el Barcelona agrega excesivos elementos en ataque desguarnece su defensa. El equipo vasco tratará de explotar esa vía.
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