Una gran lección
Mi querida señora, doña Carmen Mantilla. Entre las noticias no agradables de la prensa de hoy [15 de junio] está la tragedia por usted sufrida en tan temprana edad. Usted nos da a todos una gran lección que por desgracia sólo servirá para unos pocos. Yo creo que su marido estará muy orgulloso con su conducta. Él no la abandonará nunca y cuidará para que a usted no le suceda nada malo. Lo que usted está probando lo siento en lo más profundo de mi corazón. Tengo hijas de su edad y espero que sepan reaccionar en la vida como usted lo ha hecho. Ya se sabe que la procesión va por dentro. Que Dios, que existe, la ayude, no a olvidar, pero sí a resignarse, como lo ha demostrado hasta ahora. Un gran abrazo.-
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